Por José Jaime Ruiz
@ruizjosejaime
Si el director de los Servicios de Agua y Drenaje de Monterrey, Juan Ignacio Barragán, es un inepto, Hernán Villarreal, secretario de Movilidad y Planeación Urbana, y lo que “patiñescamente” se ofrezca, es un mañoso, no por la maña, eso no lo sé, sino por la sinonimia de disimulado, taimado, tramposo, ladino, malicioso, marrullero, lagarto, cuco, pillo, bellaco, bribón, perillán, traidor, engañoso, embaucador y de ahí hasta el infinito y más allá –la frase de Buzz Lightyear tiene su correlato en la frase inicial de la serie “Star Trek”: El espacio (NL), la frontera final (el país). Estos son los viajes de la nave estelar Enterprise (el gobierno). Su misión de cinco años: explorar viejos y conocidos mundos (la corrupción, la impunidad), buscar nueva vida y nuevas negociaciones, e ir con impudicia a donde nadie ha ido jamás (ni siquiera Rodrigo Medina de la Cruz ni Jaime Rodríguez Calderón, el Bronco).
Para descreer, primero hay que creer. En octubre del año pasado publiqué: “Resolver la movilidad da legitimidad, pero ninguno de nuestros gobernadores se ha legitimado porque no han resuelto a fondo la movilidad de la ciudad conectada. En su libro Movilidad con distanciamiento, el secretario del ramo, Hernán Villarreal, apunta en sus conclusiones: ‘…la implantación de unas rutas troncales emergentes sobre carriles prioritarios para aumentar la frecuencia del paso de autobuses. Y el aprovechamiento del carril de estacionamiento en los centros urbanos para ampliar banquetas y construir ciclovías, para lograr la Movilidad con Distanciamiento de peatones y ciclistas.
‘La propuesta es establecer la tarifa de prepago en el nivel actual de la tarifa en efectivo, la que paga el 65 por ciento de los usuarios; y para fomentar que las empresas otorguen el transporte público como prestación laboral, que el Gobierno del Estado bonifique el 33% del ISN a quien otorgue dicha prestación’, hasta aquí las ideas del secretario de Movilidad”.
Como aquella tradición sefardita de nuestros ancestros, cuando con las ramas secas cazaban mariposas que, en realidad eran ilusiones atrapadas, las propuestas como ilusiones son y, se sabe, inconclusas, cualquier funcionario aprende que los anhelos se incumplen.
Bajo la gestión de Hernán Villarreal, sus ideas son fracasos; su administración, mañosidad. ¿Hasta ahora se da cuenta que por combustible gaseoso y por diseño de unidades los camiones chinos no son para el área metropolitana de Monterrey? ¿Ya rompieron con Ticsa? ¿Y Abelardo Martínez? Colegas relacionan a Julio César Loyola como prestanombres del ex gobernador José Natividad González Parás por los camiones varados de Ticsa.
La movilidad inmóvil de la ciudad da para un aumento en la tarifa del transporte, a mis “convis”, como cuando jugábamos canicas (a mis conveniencias), en el Metro y en la corrupción de las nuevas rutas que sí, moche mediante al gobierno, cobran 15 pesos. Los matanceros de hoy, Hernán, serán las reses de mañana pero, si ni siquiera hay cuchillos para tornear, menos para deshuesar, quedarán como carniceros light (como les sucede con el Bronco).
Hay algo peor, Hernán, tu supeditación y servilismo a una evidente forma de compadrazgo y amiguismo en las obras de la carretera Colombia. La danza de los millones del amigo, compadre, juerguista (CKT Edificaciones) nombrado Vicente Flores Ancira, y tu actitud indigna por los contratos de la carretera La Gloria-Colombia sólo confirma lo que el presidente André Manuel López Obrador aseguró en una mañanera: el pueblo se cansa de tanta pinche transa. Hernán Villarreal, mañoso: la putrefacción en su perfecta forma. ¿Lo sé de cierto? No, lo supongo.