Por Francisco Tijerina Elguezabal
‘Los científicos se esfuerzan por hacer posible lo imposible. Los políticos por hacer lo posible imposible’. // Bertrand Russell
La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida y mira por dónde vino a saltar la liebre.
Y no es que me las quiera dar del muchacho chicho de la película gacha, pero como decía mi madre “no me gusta decir te lo dije”, pero sí, se los dije.
Desde el inicio de la crisis del agua en Nuevo León en varias ocasiones expresé que si la opción viable era meter el acelerador al segundo acueducto de El Cuchillo, todos los recursos deberían ser orientados a ese esfuerzo; también expresé que era posible construir la obra en mucho menos tiempo del que originalmente anunciaron las autoridades si se convocaba a un esfuerzo de todas las fuerzas de nuestra sociedad y terminar el dichoso tubo en menos de un año.
Y salió como se los dije no una, sino varias veces, resultó que sí era posible, aunque tuvo que venir el Gobierno Federal a enmendarle la plana al Gobernador y enseñarle que lo que desde hace tiempo propusimos era la salida lógica a nuestros problemas inmediatos.
Sin ganas de fastidiar o de colgarnos medallas, da gusto saber que lo que fue una simple idea se convertirá en realidad y en ocho meses podremos estar cantando que le ganamos una batalla a la falta de agua en la zona metropolitana de Monterrey, pero ojo, mucho ojo, es sólo una batalla y no la guerra, por lo que debemos aprender la lección. Antes de ello llegarán las lluvias y con ellas empezará el olvido, pero es menester que hagamos conciencia y que no olvidemos lo que nos puede pasar.
A ver si ahora sí creemos, a ver si ahora sí entendemos.