Por Félix Cortés Camarillo
En apariencia y por disposición judicial de ayer mismo, por el momento no se instaurará en las cabinas de radio o televisión de las emisoras que transmitan información, un comisario vigilante de los contenidos de la pureza de lo que ahí se diga.
Encubiertos bajo un título parecido al de defensor de los derechos de las audiencias, esos policías morales están planeados para ser los encargados de juzgar y determinar si lo que los conductores de programas informativos dicen es información pura o es opinión editorial, y marcar explícitamente la diferencia.
La pretensión de la cuarta simulación en este campo es precisamente evitar que el auditorio de programas informativos sea engañado por los malvados conductores que podrían esconder sus perversas opiniones bajo el disfraz de las noticias impolutas. Yo sé que es difícil imaginar semejante incapacidad mental de quien urdió este método primitivo de censura a la libertad de expresión, que en primerísimo lugar desprecia precisamente a quien dice defender, partiendo de la premisa de que los que escuchan programas informativos en la radio y la televisión son absolutamente imbéciles o párvulos del nuevo sistema educativo que pueden ser fácilmente engañados. Es difícil imaginarlo, pero así es.
No se trata del primer intento de restringir nuestras libertades por el camino de la autoridad ideologizada.
En apariencia, y para librar las restricciones de las leyes de procedimientos electorales, a los adelantados precandidatos del presidente López para gobernar los estados donde habrá próximamente elecciones, se les ha dado por denominarlos presidentes de los “comités de defensa de la Cuarta Transformación”. Cuando ya sean los tiempos electorales harán el cambio de nombre por el de candidatos. Pero los comités de defensa de la cuarta podrán seguir en sus funciones.
El término no es original de Morena. Es una copia de los Comités de Defensa de la Revolución, que en Cuba se comenzaron a armar desde septiembre de 1960. Se trata, simple y llanamente, de células perfectamente organizadas para la delación de todo aquel que no esté de acuerdo con el gobierno. Los habitantes deben informar de los pensamientos y expresiones disidentes a un chivato -delator- presidente de manzana; él le reporta al de zona, estos al del municipio, ellos al presidente de provincia y los provinciales al nacional. La organización CDR es la organización de masas más grande y poderosa de la isla; tenía ocho millones de miembros hace un par de años, todos mayores de 14 años. En la delación de las inconformidades se debe incluir a los miembros de la familia, vecinos o parientes. Es obvio el efecto que estos comités han tenido en la ética colectiva de los cubanos.
Pese a ello, no es este evidente proyecto de espionaje civil lo más preocupante que el presidente López quiere queden para nuestra posteridad, una vez que él deje la presidencia de la República. La continuidad del legado ideológico de la cuarta simulación está garantizada en la nueva metodología de la enseñanza primaria y secundaria que a partir de ayer se comenzó a poner en práctica piloto en escuelas seleccionadas en todo México. La llamada nueva escuela mexicana está diseñada para eliminar la competitividad, las calificaciones, los reprobados y el espíritu de superación. Se trata, por todos los recursos -desde la difusión de las noticias, la delación de los disidentes y el adoctrinamiento de los críos- se trata de producir una sociedad uniformada y unívoca, en la que el individuo sea engullido y asimilado por la masa noble, ciega y dócil.
Bajo el nombre de democracia.
PILÓN PARA LA MAÑANERA (porque no me dejan entrar sin tapabocas): con todo respeto, señor presidente: ¿ya le informó Gabriela Guevara que la CONADE que ella preside va a perseguir judicialmente a Paola Longoria, cinco veces campeona mundial de racquetball, porque -según la burócrata- no presentó sus comprobantes de viajes de los años 2015 al 2018? Hay otros deportistas destacados, menos famosos, en la misma situación.
No, no hay beisbolistas.
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