Por Obed Campos
Antes de decidirme por el título para esta entrega, busqué en el diccionario la definición de la palabra “tullido”, cuyo uso era de lo más común en mi pueblo (cuando Allende, Nuevo León era pueblo) y resulta que el adjetivo, tullido, tullida, se usa en masculino y femenino (no hay términos medios, sorry) y se refiere a cualquier persona o animal “que está imposibilitado para moverse o para mover alguno de sus miembros…”
Si esta definición no refleja la situación actual de la administración del municipio de Monterrey, con el príncipe de caramelo, Luis Donaldo Colosio Riojas, al frente, no sé que lo pueda reflejar.
Acaso habría que cambiar el apellido de Luis Donaldo por el de “Nodoyuna”… Es una pregunta que me hago, mientras que las notas, una tras otra, ya no sorprenden, porque era lo que se esperaba.
En el año y días que lleva en el cargo el hermoso alcalde ha demostrado su incompetencia y la de su equipo en todos los rubros… Mientras él sueña despierto llegar a ser presidente de México.
Y las broncas por las quejas a consecuencia del tortuguismo en la expedición de permisos de construcción (y de todos los rubros) tarde o temprano iba a tener que cobrar un sacrificio, que ayer se oficializó en la persona de Laura Ballesteros, secretaria de Desarrollo Urbano Sostenible de Monterrey quien, me dicen, no se va nada contenta con su salida.
Y cómo no, pues a dónde puede ir que más le paguen… sin hacer tanto o sin hacer nada.
Y es que a Ballesteros, como a su jefe, le falló tomarle la temperatura al agua de los camotes: Monterrey es una ciudad de constructores y ese poder pesa.
Por otro lado, para fortuna de la ciudad y nosotros los regios, se acaba otra telenovela que bien podría llamarse “Muchacha lesbiana vino a pasearse…”
El Norte, como órgano oficial de la comunicación social del Ayuntamiento de Monterrey, ante la incompetencia de Mariel Serrano Rodríguez, la capitalina que cobra por esas chambas chambonas, lo dijo anoche:
“Fuentes informaron la salida de Ana Lucía Riojas, secretaria de Ayuntamiento, por motivos personales”, dice el periódico de los Junco.
Ana Lucía se va como vino, es decir, sin dejar huella y sin encontrarle la cuadratura al círculo y, según el mismo El Norte, su nómina sería ocupada por otro heredero, Agustín Basave, diputado federal de Movimiento Ciudadano por Nuevo León y amigo muy cercano del Luis Donaldo.
A la muchacha lesbiana no habrá quien la eche de menos, va usted a ver.
Pobre administración del segundo municipio más importante del país, después de la Ciudad de México, tan lejos de Dios y también, tan lejos de tener un buen timonel.
Así que cambios o no cambios, todo será gatopardismo: que todo cambie para seguir igual.
