El Presidente señaló que la acción significa que «estamos llevando a cabo cambios, es una transformación».
El presidente Andrés Manuel López Obrador consideró que la ministra presidenta de la Suprema Corte, Norma Lucía Piña «estaba cansada o no quiso pararse» para recibirlo ayer al inicio del acto para conmemorar la promulgación de la Constitución de 1917 en el Teatro de la República.
En La Mañanera desde Palacio Nacional, el mandatario consideró que este gesto le da mucho orgullo porque demuestra que existe una verdadera división de poderes y que en México no hay una dictadura.
«Ayer me dio mucho gusto porque se notó, yo creo que porque estaba cansada o no quiso pararse la ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia, pero me dio muchísimo gusto porque eso no se veía antes, los ministros de la Corte eran empleados del Presidente».
«¿Cuándo se había visto que se quedara sentado un presidente de la Corte en un acto así?, eso me llena de orgullo, porque significa que estamos llevando a cabo cambios, es una transformación», remarcó.
López Obrador comentó que en la actualidad desde el Ejecutivo ya no se dan órdenes a los ministros de a Corte «también es un desmentido cuando de manera exagerada se habla de una dictadura».
Y es que este domingo, el vocero de la presidencia, Jesús Ramírez, acusó que durante la ceremonia para celebrar la Constitución de 1917, la presidenta de la Suprema Corte no respetó el protocolo al no recibir de pie al primer mandatario cuando llegó al Teatro de la República.
“En el acto del 106 aniversario de la Constitución mexicana fuimos testigos de la vitalidad de nuestras instituciones con un debate de ideas entre los representantes de los tres poderes de la Unión. Resulta desafortunado que no todos respetaron el protocolo de la ceremonia”, publicó en Twitter junto con una fotografía del momento.
López Obrador insistió en que la Constitución de 1917 se modificó durante los 36 años de gobiernos neoliberales para beneficio de grupos minoritarios. Sin embargo, reiteró que la Carta Magna no está muerta porque el pueblo ya decidió iniciar una transformación.
«Había corrupción en los gobiernos postrevolucionarios, pero no se habían atrevido a entregar las tierras ejidales, el agua, las minas, el petróleo, la industria eléctrica, los bancos, los puertos, aeropuertos, a privatizar hasta las cárceles, las guarderías, la educación, la salud, todas las reformas que se hicieron a la Constitución. Claro se fue perdiendo la letra, el espíritu original de la Constitución del 17, pero también como lo dije ayer la Constitución no ha muerto», subrayó.
