@ruizjosejaime
El presidente Andrés Manuel López Obrador promete adelgazar la burocracia del gobierno, por un lado y, por el otro, engrosarla. Contradictorio, critica en la mañanera que existieran más de 20 delegados federales en cada estado de la república. “Ya no”, repite con insistencia. Y, sin embargo, se le ocurre crear un populista Instituto para Devolverle al Pueblo lo Robado. ¡Vaya nombrecito! ¿Cuál será su abreviatura? ¿INDEPURO?
El asunto es que es inncesario el rimbombante Instituto para Devolverle al Pueblo lo Robado. Debe haber mecanismos en la Secretaría de Hacienda para la devolución de los bienes incautados a la delincuencia o provenientes de la corrupción.
¿Qué quiere Andrés Manuel?
“Hoy ya terminamos de revisar el funcionamiento del Instituto para Devolverle al Pueblo lo Robado, así se va a llamar, Instituto para Devolverle al Pueblo lo Robado. Todo lo que se confisca a la delincuencia y lo que se va a obtener por la corrupción (automóviles, ranchos, residencias, dinero en efectivo), todo se le va a devolver a la gente.
“… son alhajas, propiedades de todo tipo. Estamos calculando que este año vamos a tener mil 200 millones de pesos. O sea no es un asunto de que falte presupuesto. No va a faltar.
“…dije mil 200, son mil 500. Para entregar apoyos de manera directa, este instituto tiene ese propósito… Estamos definiendo cómo vamos a devolver el dinero. En algunos casos va a ser directo a las sociedades de padres de familia de las escuelas para el mantenimiento, para la construcción de unidades deportivas, para ambulancias, para caminos, todo lo que pueda hacerse con este apoyo.”
El equipo de Andrés Manuel termina hoy de revisar el funcionamiento del instituto, hoy terminan, pero aún no definen cómo van a devolver el dinero. Van tarde, porque se anuncia la creación del organismo, pero no se sabe aún cómo devolver lo robado. Tampoco se sabe qué presupuesto de los mil 500 va para educación, salud, comunicaciones y transportes. Menos si, obvio, este instituto desplazará en atribuciones a diversas secretarías, no sólo Educación, Salud y Comunicaciones y Transportes, también Hacienda y de Bienestar. Menos aún cuál será su marco legal.
En fin, ¿para qué crear un instituto pomposo si la circunstancia gubernamental no lo amerita?