Por Francisco Tijerina Elguezabal
Aunque lógica, la idea del alcalde de Agualeguas, Ignacio Castellanos, de solicitar la reactivación del aeropuerto de su pueblo para convertirlo en un hub de carga y de servicios particulares, termina siendo un despropósito por muchas razones.
Son las mismas que nuestros ágiles diputados, empezando por “el más rápido del Congreso”, Waldo Fernández, ni siquiera se detuvo a pensar antes de dar su aval y proponer un exhorto a las autoridades federales.
Y es que operar un aeropuerto no es sencillo, ni económico. ¿Quién lo equipará? ¿Quién le dará mantenimiento a la vieja pista? ¿Quién se encargará de operarlo? Ya tenemos uno sin mucho movimiento que a los mexicanos nos ha salido carísimo, ¿para qué otro?
El otro punto, el realmente importante, es la ubicación, porque sí, es verdad, están a 30 minutos de la frontera, pero se encuentran en el corazón de una zona que desde hace años controla la delincuencia organizada, ¿en serio quieren llevar carga, aviones y vehículos para que se los roben?
Está como el otro anuncio de que junto con la Carretera de La Gloria-Colombia, los gringos van a invertir en la continuación hacia el norte, lo que suena muy bien, pero el problema no es la carretera, sino la seguridad, ¿quién se anima a viajar por tierra por esa peligrosísima zona?
Nuestros diputados deberían ser más meticulosos al momento de hacer su trabajo y no simplemente lanzar exhortos e iniciativas sin ton ni son, simplemente para cubrir el expediente y aparecer en los medios de comunicación.
Si a esas vamos, el alcalde de Hualahuises podría pedir el apoyo para contar con un equipo profesional de beisbol, y hasta de Grandes Ligas, por la calidad de los guantes que se hacen en ese bello lugar de Nuevo León. Digo, si a sueños guajiros vamos.
Centrémonos en lo serio, en lo prudente, en lo alcanzable. Que nuestros legisladores prioricen, jerarquicen, que piensen antes de hacer tonterías, es lo que verdaderamente ocupamos y no que anden jugando al “tíololo”.