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Reforma y Denise Dresser, la farsante

Por José Jaime Ruiz

@ruizjosejaime

@lostubosmty

Si Denise Dresser no existiera en este México de la Cuarta Transformación, habría que inventarla. Dresser encarna sustancialmente lo negativo de la derecha en el trabajo ideológico porque sus credenciales la arruinan. Su trabajo profesional la exhibe como catedrática fracasada, politóloga de pensamiento único, activista trasnochada, periodista inculta, intolerante ante la crítica en las redes sociales. Hasta cuando ejerce sus bailes tiktokeros, su mirada de pánico nunca la abandona.

Denise Dresser exige libertad de expresión, transparencia, rendición de cuentas. La “defensora” de la libertad de expresión es una farsante porque desde Twitter ejerce su muy particular Index librorum prohibitorum. Cancela cualquier diálogo, cualquier conversación porque lo suyo es bloquear a sus críticos. Hipócrita, afirma defender la libertad de expresión cuando es una de sus máximas acosadoras. Fascista, quiso anular la Mañanera del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Opaca y sin rendir cuentas, su ejercicio evaluativo como catedrática la exhibe. El historiador Pedro Salmerón Sanginés desafió a la catedrática a hacer públicas las evaluaciones trimestrales que presentan de manera libre y anónima los alumnos del ITAM. Hasta ahora, Dresser no lo ha hecho… ni lo hará.

Politóloga e intelectual, Denise es una mala invención como editorialista. Alejandro Junco desde Reforma le inventó un espacio donde Dresser cumple a cabalidad su arrogancia, su prepotencia, pero también su ignorancia, su fofa musculatura intelectual. Denise Dresser es un mal chiste necesario. Qué lejos se encuentra del rigor y creatividad intelectual que mantuvo Ikram Antaki; hasta las credenciales de Soledad Loaeza la hacen ver como una párvula.

Arrastrando la cobija y ensuciando el apellido, Denise fracasa cuando acude a los recintos públicos. Creyéndose parte de la herencia del movimiento del 2 de Octubre, la corren de la plaza pública; queriendo impugnar al presidente Andrés Manuel López Obrador, es exhibida en su inconsistencia e ignorancia de la división y autonomía de poderes en la Mañanera. Acusa a López Obrador de “asesinato verbal” y se querella por difamación y, obvio, judicialmente la batean.

Erigida en lo ridículo, se queja ante Twitter de “amenazas” y acude ante Alejandro Junco para que la cobije desde Reforma: “Las amenazas lanzadas en Twitter no tienen consecuencia alguna. Un ejemplo de ello son los amagos en esa red social contra la escritora Denise Dresser y sus hijos”. ¿El delito? Lo que el usuario @FreddyOliviery escribió: “Aguas @DeniseDresserG el que se lleva se aguanta y la banda no se mide”. En clara “respuesta a un tuit de la editorialista de Grupo REFORMA que dice: ‘Ni modo. Para reír’ con la imagen de la Llorona con la cara del Presidente”.

Denise Dresser, quien lidera la comunidad del odio en contra de López Obrador y su familia, se queja judicialmente en contra de quien asume el diálogo circular; la que se lleva, no se aguanta en las redes sociales y un simple comentario lo exalta como una amenaza, sólo le faltó decir que el tuit del usuario era un “asesinato digital”.

La farsa intelectual de Denise Dresser es una bendición para la lucha ideológica de la 4T. Los intelectuales orgánicos del neoliberalismo, entre los que se cuentan Enrique Krauze, Gabriel Zaid y Roger Bartra, se quedan sin argumentos. Su farsa es misa cotidiana para sus seguidores. Y como canta nuestro queridísimo Juan Gabriel, las farsantes deben de aprender a amar a Dios en tierra ajena: el que se ríe se lleva y el que se lleva, se aguanta.

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// José Jaime Ruiz

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Autor: stafflostubos
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