Por Félix Cortés Camarillo
El presidente Joe Biden anda que no lo calienta ni el sol.
Su índice de aceptación, a 16 meses de que se juegue la reelección nunca había estado tan bajo. No llega a los 36 puntos porcentuales mientras que Donald Trump anda arañando los sesenta.
En el declive de preferencias por parte de Biden tiene mucho que ver la tremenda crisis migratoria que día con día se acumula e incrementa en la frontera de Estados Unidos con México. Miles de migrantes se apilan en la línea fronteriza con la ilusión de cruzarla y poder solicitar asilo político o humanitario para poder entrar al país vecino y avecindarse allá para rehacer una vida.
El reciente gran incremento del número de ilusos tiene como origen una siniestra mentira. Dentro de unas horas, tal vez minutos, dejará de ser válido un recurso que se llama el título 42. Lo inventó Donald Trump cuando era presidente y todos nosotros estábamos infectados de Covid 19 en el sistema respiratorio o en la mente. Bajo ese pánico, Trump ordenó expulsar a todos los migrantes sospechosos de padecer el maligno virus. Ahora, cuando el Covid ya nos peló los dientes, el 42 ya no va a existir.
Mentes perversas han difundido la especie, en todo el continente, que la frontera se va a abrir de inmediato: sin duda los traficantes de seres humanos tienen que ver con esto.
La verdad es que las medidas de represión y expulsión de los que no tengan papeles en regla para entrar a los Estados Unidos van a ser expulsados con una dureza mayor que la que impuso Trump. El título 42 será sustituido por uno nuevo, más rígido, que es el titulo 8. Eso va a ocasionar una crisis mayor en la raya y un deterioro en las esperanzas de Biden para la reelección.
A nadie se le ha ocurrido pensar en las consecuencias que esos miles de migrantes abandonados a su suerte en Ciudad Juárez, Matamoros, Reynosa, Tijuana o Piedras Negras le van a ocasionar con su desgracia al Estado y a la sociedad mexicanos.
Desde luego, al presidente López lo tiene sin cuidado.
PARA LA MAÑANERA (Porque no me dejan entrar sin tapabocas): Hace ya muchos meses, digamos que en octubre de 2021, el aparato de propaganda del presidente Lopitos difundió con entusiasmo y profusión los resultados de una supuesta encuesta abrumadora sobre la popularidad de los gobernantes de una docena de países en el mundo. Resultó que el primer lugar lo obtuvo Narenda Mori, primer ministro de la India, con un 71 % de aprobación. El segundo puesto correspondió al presidente Andrés Manuel López Obrador con un 65% de aplauso según la encuestadora Morning Consult. Nunca se dieron datos de la medición o de su metodología. Simplemente así fueron las cosas.
Ayer en su sermón matutino, un presidente López irritado en contra de la Suprema Corte de Justicia al grado de llamarle podrida, se refirió a una distinción que por el respeto a derechos humanos le había sido conferida a la presidente de la SCJN, la magistrada Norma Lucía Piña Hernández. Dijo Lopitos, con desdén, que esos títulos los venden en la Plaza de Santo Domingo, famoso sitio de falsificación de todo tipo de documentos.
Puede que tenga razón. Habría que preguntarle a la ministra Yasmín Esquivel de Riobóo si fue en esa plaza en donde compró su falsificado título de abogada.
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