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Por Francisco Tijerina Elguezabal

En lo tocante a la ciencia, la autoridad de un millar no es superior al humilde razonamiento de una sola persona. // Galileo Galilei

El ancho de una avenida como Eugenio Garza Sada es exacto, mide tantos metros, con sus variantes en función de los espacios, pero siempre medible, cuantificable, de manera que no me cabe en la cabeza la pretendida solución de Hernán Villarreal, el genio de la Movilidad que cobra como secretario en el Gobierno del Estado, para dejar los mismos carriles que hoy tenemos y además insertar banquetas más anchas y el Metro a nivel de tierra.

Porque, según entendí de sus declaraciones a distintos medios, la solución “híbrida” que nos pretende enjaretar no es otra cosa que hacer estaciones subterráneas pero el Metro circulará al mismo nivel de los vehículos, de manera que se ocuparán dos carriles, uno de ida y otro de regreso, que le restarán espacio al tráfico… y si a eso le añade lo de las banquetotas.

“El huevo” del tramo elevado lo construirán de Garza Sada al campus Mederos de la UANL.

Dice Hernán que para conseguir su propósito reducirán el ancho de los carriles existentes, “reconfigurándolos en función del manual de calles oficial de la Sedatu (Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano)”.

Anda tú, cuando Garza Sada requiere ampliar su capacidad para albergar la enorme cantidad de vehículos que por ella circulan, ahora resulta que viajaremos con el carro vecino más próximo, lo cual se traduce en un incremento en la posibilidad de accidentes al invadir los carriles laterales.

No se puede cumplir todos los caprichos al mismo tiempo y por ello es imposible ampliar banquetas en Garza Sada y meter el Metro y pensar que esto no afectará la circulación si le quitas espacio para meter el Metro.

Pero mucho más grave que la fantasiosa versión de Villarreal, fue la osadía que tuvo este lunes de llevar acarreados al Palacio de Gobierno para boicotear una protesta de vecinos y, peor aún, dotarlos de paraguas impresos.

Porque esas sombrillas bien se pudieron convertir en armas (su punta puede causar graves lesiones si se dirige a una persona) o su canto puede ser empleado para golpear. A Hernán sólo le faltó dotar a los manifestantes que “apoyan” la construcción de la Línea 5 del Metro con un guante blanco igual al de los famosos “Halcones” del 68.

Insensibilidad, impericia, falta de oficio, de criterio, de capacidad e inteligencia fue lo que demostró el secretario al llevar a ese grupo en una acción que por fortuna no tuvo repercusiones, pero que bien pudo ser el detonante de un problema mayor para el gobernador.

Ni sus acarreados son de verdad ni los carriles soportarán el tráfico, la Línea 5 así nace torcida y las consecuencias, en caso de que se empecinen en construirla así, las pagarán los vecinos y la ciudad, no los funcionarios públicos.

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// Francisco Tijerina

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Autor: stafflostubos
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