Por José Jaime Ruiz
Este jueves a las 19:00 en el Centro Palestino-Libanés se presenta el libro de Hernán Gómez Bruera, Traición en palacio, una investigación periodística de los negocios turbios de la procuración y administración de justicia realizados por Julio Scherer Ibarra, y sus allegados, al amparo del poder de la Cuarta Transformación.
A principios de septiembre de 2021 publiqué un artículo, “Julio Scherer o de la deslealtad”: “Julio nunca amó a la 4T, fue más amigo de sus intereses empresariales y políticos que de una transformación. Ayudó jurídicamente, pero se contaminó en la política y sus negocios. Era insostenible. Hagan la lista de quienes defienden al compungido Scherer, todos de derecha.
“Entusiasta filtrador, destruyó a Olga Sánchez Cordero en Gobernación, quien ahora se reconstruye en el Senado. Desleal, filtró cada nota a los medios adversarios de AMLO, como El Universal, Reforma y El Financiero.
“Dicen que no hay que hacer leña del árbol caído, pero Julio fue talador, ni le importó el árbol ni le importó la leña. Supremo en la farsa del poder, hizo negocios privados con presupuesto público, destruyó parte de la 4T con sus relaciones empresariales, se convirtió en derecha, se creyó vicepresidente. El orgullo de su nepotismo derrotado, su primo Hugo, les ensanchó las arcas”.
El libro de Gómez Bruera es un puntual recordatorio de que en la 4T se mantiene la corrupción, mucho menor a los sexenios pasados, pero corrupción al fin y al cabo que Hernán quiere matizar con los epígrafes del presidente Andrés Manuel López Obrador en cada capítulo. Traición en palacio es un libro enamorado de la mesura, pero también de la valentía. Fue muy difícil escribir un libro denudando a Julio Scherer Ibarra, un personaje sinestro, transexenal, que se coló en la 4T.
Lo que nos interesa a los regios del libro también es el desparpajo de cómo Hugo Scherer Castillo hizo negocios con su primo Julio sin importar colores y partidos; para sólo hablar del norte, en Chihuahua con la panista Maru Campos, o con los morenistas Arturo Durazo (Sonora) y Clara Luz Flores (Nuevo León).
Si la integridad fue el signo moral de Julio Scherer García, la deslealtad es el signo inmoral de Scherer Ibarra y Scherer Castillo, quienes derrumbaron la posibilidad de que Clara Luz Flores (tenía una amplia ventaja) llegara a la gubernatura al aliarse los primos, todo indica que así fue, con el priista Adrián de la Garza, uno de los pilares de la corrupción del PRIAN en Nuevo León.
Para conocer a fondo el caso Nuevo León, hay que leer el capítulo “Morena como franquicia”, sobre todo el apartado de “La dupla Hugo-Julio”. Quien conoció de cerca el complot de Hugo Scherer en contra de Clara Luz, es el consultor regio Mentor Tijerina, quien se alejó de la campaña de Morena y, por supuesto, Abel Guerra, ahora activista de Morena y esposo de Clara Luz.
No escribo más para que los lectores lean el libro y saquen sus conclusiones. Espero que en la mesa de presentación también se hable del caso Nuevo León, esa otra traición construida en Palacio Nacional desde la deslealtad. Julio Scherer, el Bueno, creyó siempre que el periodismo consiste en desvelar lo que el poder oculta; lo mismo el argentino Horacio Verbitsky: “Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa; el resto es propaganda”.