En alguna investigaciones se ha señalado que, a medida que los ciclones tropicales se vuelven más intensos, mayores son las repercusiones en la salud mental
El huracán Otis tocó tierra el 25 de octubre dejando a su paso destrucción múltiple en Acapulco, Guerrero, tras más de cinco días de lo sucedido, se sigue agrandando la lista de los estragos que dejó a su paso; publicó MILENIO.
Según expertos, sus repercusiones podrían continuar viéndose reflejadas en los próximos meses, algunas de ellas, en las mentes de quienes vivieron el ojo del ciclón. Y es que, de acuerdo con psiquiatras, más personas se ven afectadas psicológica que médicamente después de un huracán.
“Para las poblaciones afectadas por las tormentas, la huella psicológica supera con creces la huella médica”, señala el estudio Forecast: Increasing Mental Health Consequences From Atlantic Hurricanes Throughout the 21st Century.
En el artículo publicado en Lancet Psychiatry and Psychiatric Services, los investigadores Zelde Espinel, James P. Kossin y otros colegas, aseguran que los ciclones tropicales pueden provocar trastornos entre personas previamente sanas, o bien llegan a empeorar la salud de quienes ya padecían enfermedades preexistentes.
Según su trabajo, múltiples datos apuntan a que la exposición a los huracanes es un factor que puede llegar a influir en el aumento de casos de depresión, Trastorno de Ansiedad Generalizada y Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT).
A la par, se ha detectado que las personas con trastornos por uso de sustancias (adicciones) pueden aumentar el consumo o recaer si están en recuperación.
Estrés postraumático y ansiedad
Más de un año después del huracán Katrina (que tocó tierra en 2005), un grupo de investigadores observó que los trastornos de ansiedad y del estado de ánimo en Nueva Orleans, Estados Unidos, eran mucho más altos y se habían extendido entre la población.
Si bien en México no hay estudios concretos respecto a las implicaciones de los huracanes en la salud mental de la población, sí se ha encontrado que en el país, tres por ciento de las personas expuestas a un fenómeno natural desarrollan Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT), según lo expuesto por Rafael Salin Pascual, académico de la Facultad de Medicina de la UNAM.
Cabe precisar que este transtorno puede llegar a provocar diversas alteraciones en el día a día de una persona y que van desde mantenerse constantemente vigilante hasta tener recuerdos automáticos y experimentar altos niveles de ansiedad.
Asimismo, una persona que vive con TEPT pueden tener pesadillas, problemas para dormir o bien, revivir la situación una y otra vez en su mente.
Al respecto el estudió reliozado en Estados Unidos mostró que el TEPT relacionado con las tormentas tropicales disminuyó en 18 meses después del paso del huracán Ike en 2008. Sin embargo, también se han observado niveles elevados de TEPT y angustia psicológica hasta cinco años después de un huracán.
Las afectaciones no se dan por igual
Para aquellos que han sido desplazados por un huracán, los efectos en la salud mental a corto y largo plazo son los resultados más comúnmente citados en la literatura médica.
Por ejemplo, personas que fueron evacuadas después del huracán Katrina presentaron un mayor riesgo de sufrir un trastorno de estrés agudo a corto plazo.
Por otro lado, las personas que experimentaron eventos traumáticos tenían un mayor riesgo de sufrir efectos a largo plazo en la salud mental, incluyendo TEPT, depresión, ansiedad e ideación suicida.
Es necesario precisar que, en muchos estudios sobre condiciones de salud mental no siempre se pudieron determinar los niveles de depresión y TEPT que había antes de la tormenta, lo que, según señala la invetigación Health Effects of Coastal Storms and Flooding in Urban Areas: A Review and Vulnerability Assessment limita las conclusiones que se pueden sacar sobre la relación causa-efecto entre las huracanes y los resultados posteriores de salud mental.
Sin embargo, «prevenir los efectos a largo plazo sobre ella después de un ciclón mediante una vigilancia continua de la salud mental, una intervención adecuada y estrategias de adaptación debe seguir siendo una prioridad», asegura el estudio.
Un panorama poco alentador
Como parte de las conclusiones, Zelde Espinel y James P. Kossin resaltaron las implicaciones que el cambio climático ambiental global tiene en las tormentas tropicales.
Los especialistas advierten que, a medida que las tormentas se vuelven más severas, se podría ver reflejado en las consecuencias para la salud mental.
Imagen portada: MILENIO