Por Obed Campos
Samuel Alejandro García Sepúlveda llegó este fin de semana formalmente al escenario electoral nacional con características que podrían no solamente arrastrarle votos a su causa, sino hacerlo ganar el premio mayor de esa lotería electoral llamada 2024.
A quien me pregunta yo le recuerdo: Desde el inicio de las insufribles campañas en pos de la gubernatura de Nuevo León, en el 2021, Samuel ocupaba el cuarto lugar, es decir, venía desde el traspatio, pero logró remontar a todos sus competidores, incluida la entonces líder que parecía imbatible, la recién morenista Clara Luz Flores, la cual terminó en cuarto lugar.
Esto nada más demuestra que comenzar desde atrás no representa un escenario derrotista para Samuel, sino por el contrario: podría decirse que apenas está agarrando vuelo.
Asimismo, el joven político destaca como un ejemplo palpable de cómo las campañas bien manejadas aplicando todas las influencias en redes sociales, inciden severamente en las encuestas y afectan las preferencias del electorado.
La pre pre pre pre campaña de Samuel contrasta en cambio con la de las dos candidatas que parece que quieren basarse en enfatizar su identidad autóctona, mientras que García elige presentarse como un empresario con imagen gringa.
Es decir, Samuel soslaya el folclore y se enfatiza más en la imagen al estilo Elon Musk, al mismo tiempo que apela a un “norteñismo” en sus discursos.
La brecha generacional entre las dos damas, una de 61 y otra de 60 contra los 35 años de edad de García, también es un foco de atracción a beneficio de él: Se habla de que hasta un 60 por ciento de los electores jóvenes serán los que definan el rumbo de los comicios en el 2024.
Y sí, Samuel tiene que demostrar en esta campaña que no va de ninguna manera a ser el pelele de ventrílocuo del lopezobradorismo, como si fuera un “caballo negro”, un aliado del lado oscuro de Claudia Sheinbaum para minimizar los votos a favor de Xóchitl Gálvez.
La oportunidad está encima de la mesa para el joven político de Nuevo León: se puede beneficiar de una cada vez más apagada campaña de Xóchitl y “ganarle por fuera” a Claudia… Aunque la intención de subirlo a la carrera presidencial haya sido otra.
Así que “caballo que alcanza gana”, o, como dicen en el beisbol, “esto no se acaba hasta que se acaba”…
Y apenas vamos comenzando.