Por Francisco Tijerina Elguezabal
La sentencia no miente ni engaña, Beto Anaya hace la misma jugada de siempre, la que siempre le ha funcionado durante los poco más de 30 años de su partido, la de anotarse en una coalición y tan pronto se registra gritonear que no están conformes y que si no les dan más, se retiran.
Así pasa siempre, así consigue lo que quiere y busca, así logra ventajas y también ha desecho pactos y desconocido a quienes apenas unas horas antes eran sus compañeros de elección.
Anaya y compañía, los mismos de siempre salvo los que han fallecido, no se salen del guion que tienen bien aprendido, llegando incluso a desplazar a buenas opciones de otras vertientes políticas para colocar a un candidato que a la postre no le llega ni a los talones, porque lo importante no era la candidatura, sino el manejo de la campaña y el estira y afloja de las listas y nominaciones.
Que haya mandado decir que no está conforme y que si no llegan a acuerdos se irá de la coalición en Nuevo León no es novedad, eso pasa siempre.
Lo que sería novedad es que no le hagan caso, no cedan un milímetro y si no le cuadra lo que antes pactaron, lo dejen sólo y su alma, a ver si mantiene el registro.
Chango viejo no aprende maroma nueva.