Los ácaros es algo de lo que muchas veces hemos oído hablar, pero como ni los vemos ni los sentimos ni los olemos ni nada, prácticamente siempre se nos olvida que existen y a veces hasta resulta difícil creer en ellos o considerarlos parte de nuestra vida, pero la realidad es que literalmente, están siempre presentes; sin importar lo que hagamos.
Y es que viven en nuestra piel y con vivir, nos referimos a todo lo que ello implica;: alimentarse, caminar, aparearse y tener hijos… En pocas palabras, en tu rostro hay insectos que tienen sexo sin que te des cuenta.
Un estudio publicado en National Public Radio, para el que especialistas analizaron la piel de más de 2 mil personas, revela que absolutamente todos tenemos ácaros y que esto no tienen nada qué ver con los hábitos de higiene, el color de piel o la nacionalidad.
Estos animales que forman parte del grupo de los arácnidos se alojan en los folículos capilares que hay en nuestra piel (aunque casi seas lampiño), se alimentan de la grasa que producimos de forma natural y se mueven entre la vellosidad.
Según reveló el análisis, los ácaros Demodex, que son los que viven en el rostro de las personas, se alimentan durante el día, y por la noche se mueven por la superficie de la piel para buscar una pareja y aparearse.
Pero no creas que los seres humanos nacemos con ácaros incluidos. Las evidencias científicas muestran que estas diminutas arañas son transmitidas de los adultos a los bebés a través del contacto físico, así que aunque no estuvieron ahí desde el momento cero, sí nos acompañan por más tiempo del que podríamos imaginar.
Un dato curioso de estos parásitos que viven de nuestro cuerpo, es que están desprovistos de ano; no defecan, procesan los alimentos de una forma distinta a la que utilizamos los humanos.
Por otra parte, tampoco tienes que asustarte con su presencia, los ácaros nos ayudan a deshacernos de la piel muerta y son parte del ecosistema que hay en cada ser humano.
Con información de Grupo Fórmula y La Verdad