El Papa Francisco pidió perdón a la comunidad gitana asentada en Rumanía, y reconoció que los cristianos y dentro de ellos los católicos, no han sido ajenos a “las discriminaciones, las segregaciones y los maltratos” que ha sufrido ese grupo.
El reconocimiento tuvo lugar en Blaj, en el centro occidente de Rumanía, donde este domingo concluyó su visita a este país.
La comunidad que recibió la visita papal habla el romaní y son una rama del conjunto del pueblo gitano que llegó a suelo rumano alrededor del siglo XV, con una proporción del tres por ciento en el total de la población actual.
Se estima que entre 500 mil y un millón de miembros de este grupo fueron objeto del genocidio nazi en la II Guerra Mundial. A la fecha siguen siendo objeto de discriminación en Europa, la cual comparten con migrantes llegados de Asia y África, recordó Aciprensa.
Francisco realizó en Rumanía su viaje internacional número 30, en el cual estuvo en Transilvania, donde reside la mayoría de los católicos rumanos.