Alberto Fernández habla de la derrota del peronismo y la victoria de la ultraderecha en Argentina. Reflexivo y cauto sobre su salida del poder, el ex presidente argentino admite que para el suyo y muchos otros gobiernos del mundo, el enojo de la ciudadanía generado por la pandemia de covid-19 ha sido el factor determinante que ha llevado a más de un régimen a la derrota electoral y, en el caso de Argentina, a que triunfara Javier Milei; publicó MILENIO.
En entrevista con Alejandro Domínguez para MILENIO Noticias, la primera que da desde que el peronismo fue derrotado de manera sorpresiva, Fernández reconoce que la pandemia hizo que las poblaciones de Latinoamérica y el mundo se volcaran a las urnas en “un momento de enojo con el presente”; que, en el contexto electoral, ha sido letal; ese enojo, dijo, se “carga sobre el que gobierna”.
Tema en el que dijo hay que poner atención, pues la ciudadanía “se ha volcado muy reactiva tratando de dar vuelta a sistemas que ellos consideran injustos”.
Se refirió a su amistad con el presidente Andrés Manuel López Obrador, con quien sostuvo un encuentro en Palacio Nacional y de quien dijo, hizo “una gestión extraordinaria”; y habla sobre un relevo generacional y “un país en marcha”, que le deja a la ex jefa de Gobierno de la Ciudad, y candidata presidencial de Morena, Claudia Sheinbaum.
Finalmente, se dice “un peronista”, y un militante quien ahora, fuera de la presidencia, buscará que “la Argentina retome el rumbo que ha dejado”.
—¿Cómo ha visto el nuevo gobierno de Javier Milei en Argentina?—
«Lo veo un gobierno muy ensimismado en una lógica que íntimamente creo que si no la revisa le va a ser muy difícil el futuro. Es un gobierno muy dogmático que tiene algunas lógicas económicas muy difíciles de implementar y entender en Argentina. Es un gobierno que maltrata la política con un discurso de que la política es una casta, que yo no comparto».
—¿El triunfo de Milei fue sorpresivo?—
«Sí. Argentina siempre tiene una división entre los peronistas y los antiperonistas hicieron causa común de entrada de un candidato y creo eso fue determinante».
—¿Ve que las libertades estén en riesgo?—
«La Argentina tiene una historia de derechos humanos trágica, pero a su vez muy fortalecida, digo trágica, porque nosotros vimos en la dictadura un genocidio que significó la desaparición y muerte 30 mil personas. Y eso nos hizo como muy resilientes a cualquier actitud que signifique desconocer los derechos humanos en Argentina».
—¿Cómo encaja lo que ocurrió en Argentina con este cambio hacia la ultraderecha? En nuestro continente ocurrió con Gabriel Boric, en Chile; Gustavo Petro, en Colombia; Andrés Manuel López Obrador, en México… pero de pronto, elecciones que ponen a la derecha o regresan a la derecha al poder.—
«Tiene que revisar qué es lo que está pasando en la humanidad, tiene que prestar atención a la pandemia y a la post pandemia, porque lo que se observa, en todos lados, es como una suerte de enojo con la realidad y votar todo lo contrario a quien representa esa realidad que se vive.
«Porque nosotros, por ahí algunos les asombra lo que pasó en Argentina, ¿pero no es más asombroso que la ultraderecha haya ganado en los Países Bajos?, quién iba pensar que los Países Bajos iba a ser gobernada por la extrema derecha: es el país más liberal del mundo; ¿Cómo se podía pensar en eso?,¿cómo se puede pensar que eso pasa en Finlandia?
«A mí me parece que la pandemia dejó al descubierto la enorme desigualdad que hay en el mundo… Entonces la gente yo creo que en alguna medida tiene enojo y vive un momento de enojo con el presente y carga ese enojo sobre el que los gobierna.
«Es un tema que hay que prestarle atención, porque, yo creo, que ha quedado afectada la psicología humana; a todos… Y que mucha gente se ha volcado a esto, se ha volcado muy reactivas tratando de dar vuelta a sistemas que ellos consideran injustos».
—¿Lo ve con Argentina, que ese enojo no termine?—
«Pero no es un enojo violento porque como es algo psicológico que funciona en la cabeza de la gente no es necesariamente violento lo que sí es, y es entendible, hay mucha gente que ha visto la desigualdad y que quiere cambiar eso, la desigualdad.
«Como nosotros somos latinoamericanos, nos miramos y pensamos que el problema está ahí y de algún modo también pasó con Lula; por qué Lula no viene de la derecha pero ganó al que representaba la ultraderecha».
—¿Los proyectos de izquierda se han topado de algún modo por la pandemia?—
«La pandemia fue y ha sido una tragedia mundial. Nosotros no somos conscientes… Todos los que estamos acá somos sobrevivientes de una tragedia que le llamamos pandemia.
«Parte de las consecuencias siguen todavía hoy y están repercutiendo. Entonces no es un problema de izquierdas o derechas, es un problema que vivió la humanidad y la humanidad que evidentemente fue muy difícil de sortear; porque andar en la pandemia fue como andar en neblina, era como caminar en un pantano, uno nunca tenía una pisada segura».
—¿Cómo ve a México? ¿Cómo ve el futuro de México y sobre todo para la región? ¿En qué punto del escenario nos encontramos?—
«Yo creo que la gestión de Andrés Manuel López Obrador es una gestión extraordinaria, que ha trabajado mucho por mejorar para tratar de equilibrar las desigualdades que existían, para mejorar el ingreso de la gente, que ha trabajado con una gran honestidad, han tenido un presidente muy honesto, y eso vale mucho.
«Y creo que deja un país en marcha, deja un país funcionando y que creo también que, quien la suceda, que me imagino que será la jefa de Gobierno de la Ciudad, va tener un camino, una tierra muy firme para dónde poder proyectar el futuro de México, que es un futuro muy importante.
—Tenemos un problema de seguridad y el Presidente lo reconoce, en Argentina, que no es un gran problema, pero lograron disminuir la tasa de homicidios.—
«Ustedes tienen otro tipo de problema, que es el crimen organizado que es distinto al problema del delito. Son dos cosas distintas, el crimen organizado es un fenómeno social porque el crimen se organiza de tal modo que va metiéndose en las entrañas del Estado y va corrompiendo jueces, va corrompiendo policías, va corrompiendo políticos. Y claro, se hace muy difícil el combate a ese, porque tiene los anticuerpos, están envenenados por ese crimen.
—¿Qué papel podría jugar el Papa Francisco para mejorar la región, para mejorar Argentina, para mejorar Latinoamérica?—
«Yo creo que el Papa es el mayor líder moral que tiene la humanidad. Yo que soy un católico, que he cuestionado mucho al clero, la verdad es que a partir de la llegada de Francisco empecé a reconciliarme con esa iglesia.
«Porque desde que yo tengo memoria, el primer Papa que muestra una iglesia que cuestiona las inequidades del capitalismo, que cuestiona las injusticias del sistema financiero, que se pone al lado de los más pobres y de los más necesitados, y que les pide a los poderosos que cedan en favor de los débiles. El Papa en eso es una guía moral muy importante.
«Los argentinos no tienen idea de todo lo que nos ayudó el Papa Francisco en esos años difíciles, pero nunca usó eso en beneficio propio para fortalecer su figura, jamás. Yo creo que, si Andrés Manuel admira a Francisco como el mejor argentino, va a ser bien».
—¿Qué sigue para Alberto Fernández?—
«Yo creo que ahora es un tiempo donde Alberto Fernández tiene que dejar paso a quien lo sucede, y yo creo que la mayor ayuda mía es guardar silencio en este tiempo. Sigo siendo un peronista, sigo siendo un militante. Estoy ahora con… asumí compromisos fuera del país, entonces mi tiempo en el país se ve más acotado.
«Ayer hablamos mucho con Andrés Manuel sobre este tema, porque él tiene tomada la decisión de abandonar la política definitivamente y dedicar… y tiene un muy merecido tiempo de descanso.
«Pero yo le decía ‘pero es una lástima perder tu experiencia, que no la cuentes’… Bueno, son decisiones. Yo sí creo que uno de mis deberes es ayudar a que una nueva generación emerge en la política argentina».
—Usted dijo antes de irse que quería irse sin nada. Pero quien ocupa el poder, suele culpar al anterior. ¿Está usted dispuesto a hacer frente a todo esto?—
«Esa es la parte miserable de la política. Esa es la parte miserable de la política. Porque uno puede hacer política sin dañar al otro y sin ensuciar al otro».
Imagen portada: Jorge Carballo | MILENIO
