Por José Jaime Ruiz
En su ensayo sobre la “Levedad”, Italo Calvino asegura que el peso del vivir (la Ineluctable Pesadez del Vivir), para Kundera, “está en toda forma de constricción: la tupida red de constricciones públicas y privadas que termina por envolver toda existencia con nudos cada vez más apretados” (Seis propuestas para el próximo milenio. Siruela, 2022). La candidata del PRIAN, Xóchitl Gálvez, repta entre el poder disciplinario y la psicopolítica neoliberal, ese terror psicológico “que se impone en pos de la subjetivización”.
Las propuestas electorales de Xóchitl Gálvez son de constreñimiento, ya sea la gran cárcel o el cierre de las refinerías de Cadereyta y Ciudad Madero. Desde Foucault se entiende al poder disciplinario como aquel que “consiste en entornos e instalaciones de reclusión. La familia, la escuela, la cárcel, el cuartel, el hospital y la fábrica representan estos espacios disciplinarios de reclusión”. Byung-Chul Han describe el neoliberalismo “como una forma de mutación del capitalismo, convierte al trabajador en ‘empresario’. El neoliberalismo, y no la revolución comunista, elimina la clase trabajadora sometida a la explotación ajena. Hoy cada uno es un trabajador que se explota a sí mismo en su propia empresa. Cada uno es amo y esclavo en una persona. También la lucha de clases se transforma en una lucha interna consigo mismo” (Psicopolítica. Neoliberalismo y nuevas técnicas de poder. Byung-Chul Han. Herder, 2014). En efecto, “empresario de sí mismo”, en la jerga neoliberal el trabajador es un “colaborador asociado”.
Las propuestas de Xóchitl acusan pesadez, tan concretas que son de concreto, la gran cárcel; de lápidas, cerrar las refinerías.
Al deslizarse entre la proposición disciplinaria y la neoliberal, la candidata del PRIAN asume un regreso al modelo de constricción del sistema político mexicano en contra de los ciudadanos ya que su discontinuidad confronta la continuidad con cambio de Claudia Sheinbaum: “El poder inteligente, de apariencia libre y amable, que estimula y seduce, es más efectivo que el poder que clasifica, amenaza y prescribe (Byung-Chul Han).
Para Calvino la levedad es más un valor que un defecto; contraria a la “pesadez, la inercia, la opacidad del mundo”. Es lo que sucede con Xóchitl, esa “feroz atrocidad” de la Gorgona, que todo lo petrifica. La compacidad aplasta y es repetitiva, como repetitivos los robots en las redes sociales en contra del presidente Andrés Manuel López Obrador y Sheinbaum, pero que son despreciados, como campaña negativa, por los ciudadanos (según lo demostró el estudio de Salvador Fraustro en Milenio).
En efecto, “la levedad del pensar puede hacernos parecer pesada y opaca la frivolidad”. Pesadez y frivolidad en la campaña de Xóchitl, incordio cognitivo, no articula sino a través del telepromter. No levedad sino ligereza en sus risitas nerviosas. Su defecto, el efectismo: “lo que muchos consideran la vitalidad de los tiempos, ruidosa, agresiva, rabiosa y atronadora, pertenece al reino de la muerte, como un cementerio de automóviles herrumbrosos” (Calvino).
Ante la frívola pesadez de Xóchitl, el poder inteligente que estimula de Claudia Sheinbaum, esa levedad que, también en Calvino, “se asocia con la precisión y la determinación, no con la vaguedad y el abandonarse al azar”. O a la ocurrencia, como cotidianamente sucede con la candidata del PRIAN, quien no sólo confunde la pediatría con la geriatría sino que también desconoce dónde se encuentran las refinerías del país.
Doblemente obesa, la frivolidad sometida a la ignorancia. La insoportable pesadez del Ser, aquello que Marco Aurelio, en sus Meditaciones, despreciaba, la carne que no es más que fango, sangre, huesos, un manojo de nervios… Si no se puede gobernar el espíritu, la inteligencia, el propio cuerpo, ¿cómo gobernar un país?
