La escritora presenta su libro de cuentos de terror Un lugar soleado para gente sombría en la Ciudad de México
La escritora Mariana Enríquez (Buenos Aires, 1973) revivió y popularizó el género de terror en Latinoamérica. Un lugar soleado para gente sombría (Anagrama) es un libro que despertó a toda una legión de lectores que la veneran como a una estrella de rock, sin embargo, ella asegura ser solo una escritora, “no Beyoncé”; publica MILENIO.
En entrevista con MILENIO, la autora revela su fascinación por lo desconocido, y dice que el terror cotidiano nuestro es la fosa común y tratamos de no mirarlo para poder seguir adelante.
¿Qué te llevó a este género?
Lo que más leía de chica era terror y lo fantástico. Mis primeros dos libros y mi faceta periodística no tenían nada que ver con esto, pero yo quería escribir terror. Mi abuela era buena contadora de historias de terror, tal vez mi familia gótica, pero no hubo un momento exacto en el que decidí hacerlo.
¿Una familia gótica?
Tengo unas tías —e incluso mi mamá— que ven fantasmas, tienen presentimientos, son como señoras médiums; siempre lo hablaron con mucha naturalidad, incorporándolo a la vida y eso está en mis cuentos, esa naturalidad.
¿Hay una inclinación lectora por el asunto de fantasmas, de crímenes?
Yo creo que sí, los géneros de misterio, el true crime o el terror son muy populares en cine, videojuegos, pódcasts. La oralidad del terror es algo muy popular en la sociedad.
¿Te persiguen los fantasmas?
No, los persigo yo, pero nunca he visto uno; me encantaría, no les temo. Siempre me han parecido un personaje genial para hablar del trauma, de lo que te da miedo en general, de la memoria que tienen los lugares encantados o embrujados donde pasó algo terrible. Sirven para muchas cosas y son historias que tengo que buscar porque mi vida es bastante aburrida en ese sentido; ahora, los fans y los lectores me traen muchas historias.
Un lugar soleado para gente sombría se compone de 12 historias de horror con fantasmas y el mal que lo devora todo. El primero habla de un barrio en Argentina donde asesinaron a unas adolescentes en medio de una selfie y fantasmas, otro sobre una pareja en un pueblo que guarda un terrible secreto y Enríquez se introduce en la terrorífica y famosa historia del hotel Cecil en los Ángeles, California, dándole un giro más espeluznante.
¿Crees que los fantasmas son la memoria?
Son lo que queda, el recuerdo de lo que pasó, y en muchos casos no es una cosa que te puedas olvidar; en general, el fantasma viene después de un hecho horrible, y termina siendo el recuerdo de algo espantoso que se repite; yo lo hago sobrenatural porque es el género que me interesa.
¿Qué hace la escritora de terror?
Ajustar la antena a ese tipo de cosas, para la mayoría de la gente es eso triste que pasó, después se terminó y sigue con su vida. Pero el que se dedica a esto le presta más atención a todas esas cosas.
¿Tus fantasmas tienen un espíritu social, político?
Sí, creo que es así. En México y Argentina tienen desaparecidos por motivos y momentos diferentes e importa el motivo para la historia y la sociedad. Para escribir un cuento con ese horror, que es una tumba sin nombre o un cuerpo que desapareció, es muy real y al mismo tiempo es sobrenatural; la falta de un cuerpo es terrorífica y es vivir en una pesadilla, como vivir en una película de terror.
La inspiración de Mariana
Mariana Enríquez dice haber crecido con Steve Spielberg, la serie Twin Peaks, las historias de Stephen King y El exorcista, fue su educación sentimental, pero no podía escribir terror “gringo”.
¿Fue cuando decidiste escribir terror?
Me gustaba, tenía toda la adrenalina, pero yo no puedo escribir sobre un asesino en los suburbios tipo Freddy Krueger por más que esté buenísimo, no es a lo que le tengo miedo. Yo le tengo miedo a la desaparición de personas, a la inestabilidad económica constante en Argentina que hace que la gente se vuelva monstruosa, en el sentido de que se pone uno en contra de los otros porque todos tienen miedo a que les vaya mal; entonces hay situaciones de mucha crueldad; la gente se quiere salvar. Para mí el terror siempre ha sido una cosa muy seria.
¿Te gusta hurgar en lo misterioso?
Tengo como 50 recorridos por cementerios y todas las cosas que me pasaron tienen que ver con gente viva que estaba haciendo cosas locas, rara vez con algo extraño. Me gustaría tener algún tipo de contacto, pero tal vez no soy sensible a esas cuestiones, eso hace que pueda escribir y estar permanentemente curiosa.
¿Le tienes miedo a algo?
A la violencia, a los accidentes, a la enfermedad o a morirme, como todo el mundo; cosas en la que está en juego la vulnerabilidad del cuerpo, pero en la vida cotidiana soy poco miedosa.
¿Qué le dirías a la gente que ve al género del terror como algo menor?
Me parece anticuado, tengo 50 años y no tienen que venir a decirme qué hacer. Sino me quieren leer, no me lean. Para mí no es un género menor, lo menor está en el ojo del que lo desprecia, no del que lo hace.
Muchos te ven como una rockstar y hasta como una cazafantasmas…
No (risa). No, pero le agradezco a los fans que me traigan historias, no todas terminan en la ficción pero me ponen en clima. Ellos me dan tips de cementerios, que es otro de mis fetiches. Me gusta que los lectores leen los libros, se entusiasman y después quieran participar. Para mí es lo mejor que le puede pasar a la literatura.
¿Te emociona toda la atención que tienes ahora?
Yo no soy hipocrática, me gusta, es algo que funcionó muy bien, con los cuentos, haciendo presentaciones y siendo muy pública en redes sociales; que los lectores quieran tener una relación conmigo me sorprende y me emociona. Pero cuando quiero tener soledad y silencio sé cómo tenerlo, yo solo soy una escritora, no soy Beyoncé, no me van a perseguir, estará todo bien.
Presentación en México
Fiesta del Libro y la Rosa de la UNAM. Sala Miguel Covarrubias
21 de abril de 2024 a las 13:00 a 13:50 horas
Imagen portada: Especial | MILENIO