Por José Jaime Ruiz
No hacen otra cosa que contagiar sus tristes monotonías desde la función pública, mismos nombres; dispuestos siempre a sus mismos puestos, prolongan sus uñas en sus años de saqueo al erario. Políticos parroquiales, la codicia los vuelve torpes y mascullan estar con los ciudadanos cuando los desconocen en sus actos. Disfuncionales funcionarios, la política local los consume. Desbocados por sus intereses particulares, frenan la obra pública.
Ahí sigue, por ejemplo, Adrián de la Garza, quien salta de una función pública a otra, como si la administración pública sea lo que únicamente pueda hacer en la vida, ¿por qué tanto afán por conservar el hueso? Porque ha profesionalizado la corrupción y la impunidad. Dice que “Monterrey es más fuerte que Samuel”, aludiendo al gobernador García Sepúlveda. “Monterrey”, sin embargo, no es sinónimo de “Adrián”. De la Garza ya tuvo su oportunidad en un trienio anterior y fue un fiasco. Tampoco Adrián es más fuerte que Samuel, cuando compitieron por la gubernatura, Samuel lo derrotó con amplitud. ¿Y qué decir de Mariana Rodríguez Cantú, quien si no fuera por el fraude electoral y el uso político de la Policía Ministerial pudo ganarle o ir a una segunda vuelta?
Adrián y sus empleados del Congreso se oponen a un aumento ridículo a las tarifas del transporte público, “centavero” y mediato, pero no tuvo empacho en hincarle el colmillo a los regios con su propuesta vampírica del alza al impuesto predial en Monterrey. Aun así, impulsa la ingobernabilidad de la metrópoli con protestas pagadas para montar, por enésima vez, el juicio político en contra del gobernador para tratar de posicionarse, de nuevo, en el sueño guajiro de gobernar Nuevo León.
Difícil, casi imposible, que el PRIAN vuelva a gobernar Nuevo León, Tatiana Clouthier no tiene capacidad operativa ni persuasiva para imponer la candidatura de su crush Adrián de la Garza. El 2027 tiene el color de Morena porque, incluso, superarán las luchas intestinas. La construcción de una candidatura desde Movimiento Ciudadano se ve cada vez más lejana y la operación orgánica entre Samuel García y la presidenta Claudia Sheinbaum daría la gubernatura a quien desde Palacio Nacional o las encuestas, da lo mismo, señalen.
Párroco cívico de incivilidad, el candidato de Alejandro Junco de la Vega (El Norte) a la gubernatura, Adrián de la Garza, y el PRIAN, son cartuchos quemados, por eso destruyen el presupuesto, la obra pública y se aferran a las fiscalías, el Tribunal Superior de Justicia, la Auditoría Superior y a lo que les queda del Congreso. ¿Que con su PRIAN se lo coman?
(José Jaime Ruiz: Escritor, poeta y periodista, es autor de los libros La cicatriz del naipe (Premio Nacional de Poesía “Ramón López Velarde”), Manual del imperfecto político, Caldo de buitre y El mensaje de los cuervos. Es director fundador de la revista cultural PD. y de Posdata Editores. Dirige el periódico digital www.lostubos.com.)
