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Por José Jaime Ruiz

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Muy pocas semanas redondas se dan en la vida política de quienes ejercen una función pública. Esa semana fue rotunda, categórica, para la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo. Empezó con un 85 por ciento de aprobación a su persona y al estilo plural de gobernar con mano de hierro envuelta en un guante de terciopelo. La estadística encarnó en el Zócalo con 350 mil ciudadanos apoyando su gestión. La semana termina con una recuperación insolente del peso mexicano frente al dólar, una recuperación que da certidumbre frente a la guerra arancelaria que padece el mundo. Dos optimistas pilares: el peso nacional e internacional de la doctora Sheinbaum y el súper peso a menos de 20 por dólar. Y, sin embargo, mesura, prudencia, como canta Arturo Meza, «no hay días gloriosos, todos son batallas».

En una inevitable columna publicada por Gabriel Zaid en Reforma, el poeta destacó: “Se pudiera pensar que el signo de pesos ($) se copió del dólar ($). Pero es al revés. El dólar (no sólo el signo) se copió del peso. Ni las colonias inglesas, ni los Estados Unidos (en sus primeros años), tuvieron moneda propia. Usaban la libra inglesa y algunas libras locales, pero sobre todo el peso mexicano. Estaban en la zona del peso, como México está hoy en la zona del dólar. Y con una dependencia mayor. El dólar hoy es aceptado en muchas partes de México, pero el peso allá entonces era más aceptado que las libras.

“México no fue una colonia, sino un virreinato, una Nueva España. México tuvo la primera casa de moneda del continente; en 1536, siglos antes que los Estados Unidos. Los pesos acuñados en México fueron el modelo admirado por Thomas Jefferson cuando propuso crear el dólar en 1784: Notes on the establishment of a money unit, and of a coinage for the United States. El manuscrito está en la Biblioteca del Congreso, que permite bajar copia. ¿Por qué Jefferson propuso como nombre dollar? Porque ése era el nombre del peso en inglés, como puede comprobarse en el Oxford English Dictionary (dollar: 2 “The English name for the peso” …).

“¿Por qué el signo $? Porque era el signo de pesos. ¿Por qué adoptar el mismo contenido de plata que el peso? Para inspirar confianza en que el dólar era tan bueno como el peso (aquilatado por la Royal Mint, dirigida por Isaac Newton). ¿Por qué la franca imitación? Porque el peso “es una moneda conocida, con la que todos están familiarizados, y ya circula desde el sur hasta el norte” de los Estados Unidos [obsérvese que empieza por el sur]. Quería que el dólar tuviese la misma aceptación que el peso”.

El peso mexicano tiene una historia de fortaleza, así se mantuvo en el siglo XX con el modelo de desarrollo estabilizador de Antonio Ortiz Mena. Quienes le dieron en la madre fueron el populismo de Luis Echeverría y José López Portillo, quien ni siquiera lo defendió como un perro. También lo jodieron en la época neoliberal, desde Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.

El peso cambió a súper peso con Andrés Manuel López Obrador y, a pesar de la incertidumbre de la imposición de aranceles y amenazas de Estados Unidos, hoy se recupera. Los iletrados económicos aún no procesan el nuevo modelo de la transformación, el humanismo mexicano, frente al populismo y al neoliberalismo. El Nuevo Régimen de la 4T, su desarrollo y crecimiento económico, parte de una premisa: por el bien de todos, primero los pobres; prosperidad compartida. Desde la pedagogía de las mañaneras lo repite una y otra vez Claudia Sheinbaum Pardo.

(José Jaime Ruiz: Escritor, poeta y periodista, es autor de los libros La cicatriz del naipe (Premio Nacional de Poesía “Ramón López Velarde”), Manual del imperfecto políticoCaldo de buitre y El mensaje de los cuervos. Es director fundador de la revista cultural PD. y de Posdata Editores. Dirige el periódico digital www.lostubos.com.)

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