Por José Jaime Ruiz
@ruizjosejaime
Parecía una transición de terciopelo, la alcaldesa priista Clara Luz Flores Carrales dejaría al Partido Revolucionario Institucional de Nuevo León después de las elecciones internas del 11 de agosto, posteriormente sería una alcaldesa sin partido y, al final, sería arropada por Morena como una de las opciones del movimiento para su candidatura a la gubernatura del estado en el 2021. Algo se rompió políticamente, algo se quebró electoralmente.
El senador de Movimiento Ciudadano, Samuel García Sepúlveda, tuvo un acercamiento importante con el Partido Acción Nacional de Nuevo León a través de uno de sus dirigentes de facto, el diputado federal Raúl Gracia. Es posible que otro senador, el panista Víctor Fuentes Solís, por sus altos puntos en las encuestas, haya roto la ecuación de la alianza MC-PAN. Algo se quebró entre ciertos panistas y el senador de Movimiento Ciudadano.
En las recientes encuestas Clara Luz y Samuel están técnicamente empatados. La alianza los favorece porque García Sepúlveda tiene una penetración impresionante en redes sociales y Flores Carrales en el terreno y en estructura electoral. La alianza para el 2021 tendrá que pasar por las encuestas en la intención de voto. Y hay dos pistas por donde transitar: Nuevo León y Monterrey. Dependiendo del posicionamiento en el nivel de conocimiento ciudadano e intención de voto, Samuel podría ir por la gubernatura y Clara Luz por la ciudad de Monterrey, o viceversa.
El encuentro entre Flores Carrales y García Sepúlveda modifica los escenarios preelectorales en el estado. Morena no tiene candidato ganador, salvo la posible candidatura de Tatiana Clouthier quien, sin embargo, podría optar por Sinaloa, donde su apellido gravita más que en Nuevo León. No veo con ganas al empresario Alfonso Romo de entrarle a la lucha electoral, tampoco a Carlos Salazar Lomelí, quien ya se deslindó, muy a tiempo.
Para subirse al carro ganador, el PAN tendría que someterse a la candidatura de MC. No sucederá. Los dirigentes panistas siempre prefieren perder, así ganan alcaldías, diputaciones, regidurías. Por eso no hay certeza de que su candidato sea Víctor Fuentes. En el PRI las cosas se definen con la salida de Flores Carrales. Habrá tres grupos de interés: el que encabeza Adrián de la Garza, el alcalde de Monterrey (el diputado local, que es del mismo grupo, Francisco Cienfuegos, tendría que ceder la candidatura); el de Ildefonso Guajardo, exsecretario de Economía, quien tiene una enorme tarea de hacerse de presencia estatal porque su nivel de conocimiento es alarmante; el del recién ingresado, el alcalde de Apodaca, César Garza Villarreal, quien tiene la aprobación inicial de la próxima dirigencia nacional y cuenta con estructura en Guadalupe y Apodaca, además de la ofrecida estatalmente por el líder cetemista Ismael Flores.
En fin, el rompimiento de Clara Luz Flores con Morena viene a echar en saco roto los avances que ella y su esposo, el constructor Abel Guerra, pudieron haber tenido con Yeidckol Polevnsky Gurwitz, dirigente de Morena, con Alfonso Romo y hasta con el secretario de Seguridad, Alfonso Durazo y la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, quien contemplaba a la alcaldesa en un puesto de su secretaría.
Acercarse a Samuel y MC fue un error táctico de Clara Luz: es muy temprano (“estar unidos en el 2021 y más allá”). Por lo pronto, ya no podrá ser candidata del PRI a la gubernatura (los despreció), difícilmente tendrá un puesto federal, tampoco tiene posibilidad de reelegirse y Morena ve con muy malos ojos esta relación –en su visita de hoy a la zona citrícola, Samuel García fue aceptado por todos los alcaldes de la región, menos el de Montemorelos, quien es alcalde de Morena.
El timing de la política es feroz. En la sabia virtud de conocer el tiempo las alianzas se dan en el cuarto oscuro, no a plena luz del día. Los acuerdos son secretos porque, se sabe, hacerlos públicos es velar la fotografía, en efecto: “Borrarse la imagen del negativo de una fotografía por exceso de luz”.