Por Francisco Tijerina.
“Más le vale a un hombre tener la boca cerrada y que los demás le crean tonto,
que abrirla y que los demás se convenzan de que lo es”
Pitágoras de Samos.
Al enterarme ayer de las declaraciones de Patricio Zambrano en el sentido de que Monterrey no requiere de segundos pisos para mejorar su vialidad sino un doble “Hoy ni circula”, por alguna razón evoqué aquel entrañable programa de TV de “Simplicia la Secretaria”.
“Simplicia” era una secretaria tierna, dulce y bastante despistada que en la década de los 60’s hizo las delicias del público que le veía en Canal 6. Protagonizado por la cubana Normita Suárez, esposa de ese genio y maestro que fue Jesús Alvariño, la serie fue un tremendo éxito.
Pues igual de despistado que Simplicia anda el otrora famoso “Pato” que afirma que con su genial idea se suprimiría la circulación diaria de hasta el 60 por ciento de los vehículos en Monterrey, aunque la lógica me indica que Zambrano hizo las cuentas al revés y en todo caso, suponiendo que las terminaciones de las láminas están repartidas de forma proporcional, el máximo que alcanzaría sería del 40 por ciento.
Pero más allá de las limitaciones para circular, el punto que el “Pato” no toma en consideración es ¿en qué diablos se va a transportar toda esa gente a sus trabajos, escuelas o compras?
Tener un auto en Monterrey no es un lujo, sino una necesidad derivada del pésimo servicio de transporte público que padecemos. Los camiones y taxis son malos, caros y peligrosos.
Por años nos han vendido la idea de que tener un vehículo propio es un tema aspiracional y de reputación en nuestra metrópoli, pero la verdad no es así. Con una urbe que creció de manera desordenada y sin una planeación estratégica, el auto es la solución a la movilidad de la mayor parte de las familias.
Los “peros” que Zambrano pone como la ocupación de carriles actuales para el soporte y anclaje de los segundos pisos o los cuellos de botella en las salidas, son fácilmente solucionables.
Al final de cada capítulo la bondad de Simplicia se imponía y triunfaba el bien. No tengo duda de que el “Pato” sea mucho más ingenuo que la famosa secretaria de la TV y sus declaraciones son meras ocurrencias provocadas por la urgencia de tener un reflector encima y que lo volteen a ver.