Por Francisco Tijerina.
“Llegó la hora cuchi-cuchi,
la hora chimengüenchona”
Roberto Garza “Beto El Boticario”
Y así como llegaron, se fueron.
Como si fuese un truco del “Magazo”, el entrañable “Beto El Boticario”, los “indocumentados” que copaban cruceros con una mochila, una cobija y una impresión a tamaño carta de una bandera de Honduras enmicada, que se llevaban la mano a la boca pidiendo dinero para comer, desaparecieron.
El endurecimiento de la política migratoria los hizo esconderse o de plano huir.
En lo personal me divertía el descubrir que más de la mitad de los supuestos “inmigrantes” o “desplazados” en realidad no lo eran, porque cuando les hablabas con modismos o expresiones hondureñas se quedaban con cara de “¿what?”; eran mexicanos, muchos regiomontanos, que se disfrazaban con ropa vieja, la mochila, la cobija y la banderita, para sorprender incautos. Cuando me tocó toparme con uno que otro que en realidad era hondureño, le di mi apoyo en reciprocidad de lo mucho que me ha dado su país.
Se fueron desde hace unas semanas, pero en un solo día nos enteramos de muchas cosas.
Primero un salvadoreño falleció en la delegación del Instituto Nacional de Migración, en donde se encontraba retenido junto con otros muchos centroamericanos, en condiciones de hacinamiento y a la espera de ser deportados.
Luego un centenar de centroamericanos fue detenido cuando viajaba en la caja de un tráiler en China, Nuevo León.
Más tarde una protesta en la delegación del INM que derivó en un motín e intento de escape de ese grupo de personas, rebelándose por el lugar en donde les tenían recluidos que no cuenta, ni por asomo, con las condiciones necesarias para albergar a personas.
Más tarde y ante la necesidad de información los reporteros buscaron a la encargada de la delegación del INM, pero resulta que Gabriela Zamora había renunciado al cargo.
Finalmente, los inconformes (unos 80) y el centenar de rescatados en China, fueron llevados a un albergue que fue habilitado en un salón de eventos en la Expo Guadalupe, en donde sí, tienen atención médica, espacio, baños y demás.
Cualquier política pública requiere anticipar lo que provocará una acción y prever escenarios a fin de tomar previsiones y tener respuestas.
No podemos esperar que aparezca “El Magazo” y nos resuelva las broncas con alguno de sus trucazos.