Por Jorge Narváez.
¿Es Clásico o no? Ha despertado la curiosidad de tener un nuevo Clásico en el fútbol mexicano ante los constantes enfrentamientos en finales de Tigres y América, pero parece que los más importantes, la afición, se rehúsan a colocar esa etiqueta a los juegos.
Para empezar un Clásico significa ser digno de imitarse y lamentablemente ni el Clásico nacional América vs Chivas, es un ejemplo para seguir.
Las cuatro ocasiones en que los felinos y las águilas se han enfrentado en finales genera cierta inquietud de revancha. Es normal que ciertos seguidores, directivos, jugadores y personajes, sientan que tanto juego seguido se viva como un derby… pero se necesita mucho más que eso.
Si, la afición juega un papel importante para que nazca una nueva competencia entre equipos. No es el caso para estos dos Clubes.
La historia puede ser un aspecto que debe tomarse en cuenta para crear un Clásico. El Club América la tiene (bien o mal, pero ahí está). Tigres la sigue escribiendo, pero le siguen faltando años. El auge que ha tenido desde el 2011, sinceramente, no es suficiente.
En este aspecto nada tiene qué ver si es considerado de los equipos grandes del fútbol mexicano; todos tienen las mismas posibilidades de ganar, perder o empatar.
Mejor nos deberíamos de enfocar en vivir el momento, en disfrutar el espectáculo (si es que los jugadores lo dan), en convivir con los seres cercanos y analizar las jugadas de forma pacífica.
Dejemos de un lado si es Clásico o no, pues al final de cuentas el resultado será el mismo, los jugadores van a sentir la misma emoción, y la afición seguirá diciendo que su equipo es el mejor.
Lo más prudente es guardar el entusiasmo y la energía para nuestro entrañable y perfectamente reconocido por todos Clásico local. Alegre entusiasmo y energía positiva, claro, para que el Clásico Regiomontano sea una fiesta en la cancha y en la calle. Que el triunfo y la derrota de un equipo no cambiarán con golpes ni con insultos entre la afición.
Fotografía: archivo/ Cuartoscuro