Por Carlos Chavarría.
Cuando la 4T recibe alguna crítica, duda, cuestionamiento, repregunta, y todo aquello que los partidarios de la misma piensen que significa resta, de inmediato aplican “el método”.
Es muy a la vista que el método tiene como propósito la manipulación de la opinión publica según sean detectadas las tendencias en la misma.
El método les sirve para sacar adelante sus intenciones por más absurdas, antieconómicas o contrarias a la ley que sean. El método se inspira en el más rancio maniqueísmo que les pueda ser útil para descalificar todo lo que no está dentro de la línea de lo que han dado en llamar la 4T.
El primer paso del método, la falacia ad hominem, atacar a las personas, denostarlos, ridiculizarlos, no importan los contenidos y si es posible criminalizarlos en la tribuna pública tan fuerte como sea posible, más si se trata de personajes que en el pasado ocuparon algún puesto en la administración pública.
Después apuntan al pasado, así sea de 500 años atrás, increpando por qué antes no se había cuestionado nada, en ese momento llevan la discusión al terreno de los falsos dilemas y las falacias, pero se alejan de responder a lo que se les está planteando.
El tercer paso del método es denunciar ataques de donde sea, por ejemplo, en el asunto de los medicamentos, más rápido que una saeta envenenada el método se lanzó contra las farmacéuticas que son las que inventan esas cosas para atacar a la 4T, pero dejan sin responder al cuestionamiento.
El cuarto escalón para eludir o patear el bote más adelante es empezar el juego de los datos, siendo capaces hasta de desacreditar las fuentes oficiales inferiores al presidente, no importa si son secretarios o directores da igual. Tampoco importa si es mentira, los datos en cuestión nunca se exhiben y apuestan al desvanecimiento de la crítica.
No hay quinto malo para el método reactivo, y es apelar a la moralina tanto como sea posible y usando un lenguaje que los identifique con el “pueblo bueno”, con expresiones tales como “nosotros no somos iguales”, las mamacitas, los abrazos no balazos, becarios no sicarios, solidaridad obligada, y otros barbarismos populacheros más. Al verse acorralados por algún tema incómodo, aplican el “no te hago caso porque no somos iguales”.
Si acaso las presiones de la opinión publica continúan, crean un tema tan colorido como sea posible para atraer la atención y desviar a la opinión pública del asunto propio cuestionable, como también abarrotan la agenda con una gran cantidad de iniciativas, proyectos, ideas, compromisos, y todo lo que pueda ocupar algún espacio de interés.
El método incluye tranzar o aceptar las presiones que sean necesarias, más si resultan insubstanciales para la sociedad, tales como los asuntos de la CNTE o de la migración, si con ello se disuelve la atención pública. También abdican de sus propias posiciones como resulta en la defensa de Bartlett.
El método tiene un solo propósito, ganar tiempo en pos del control total del país en el 2021, es por eso que pienso como el Ing. Cuauhtémoc Cárdenas, no tengo claro el para qué quieren todo el control, por qué razón si lo tengo claro, porque lo que buscan saben que enfrentará resistencias, como las de los inversionistas que se niegan a poner en juego sus capitales.