¿Di por qué me has amado
si tan pronto te fuiste?
Di por qué me quisiste
Golondrina que vuelas
Como una canción.
Ricardo López Méndez/
Augusto Alejandro Cárdenas Pinelo
(alias Guty Cárdenas)
Golondrina Viajera
En el estado de Nuevo León se consumó un divorcio anunciado.
A mí no me consta, porque no fui convocado, pero con toda seguridad la alcaldesa del municipio de Escobedo, Clara Luz Flores –de no mal desempeño en su cargo- presentó ayer una carta renunciando al que fue su partido y le dio carrera política, puesto y puede que marido también, el PRI.
La trova de Guty Cárdenas y el Vate López Méndez, grata voz de la XEW de mis infancias, tal vez no es exacta: la señora Flores de Guerra no se va pronto, como dice el verso. Estuvo en el PRI más de 20 años: si acaso tendría que explicar el por qué de su amor largo y su abandono presto.
Pero así como su salida del PRI había estado en boca de todos a los que les interesa esto de la política, su próximo destino es harto conocido. El partido en el gobierno, Morena, trata de aprovechar, en un estado en el que políticamente no tiene más peso que el que le dan los oportunistas que se suben al camión, el perfil de doña Clara. Para lo que al partido se le ofrezca en las próximas elecciones, incluso la gubernatura del estado.
La pregunta sería, a cuál Morena se va Clara Luz. ¿A la de Yeidickol Polevnsky, que hace tres meses declaró en Monterrey que su partido –que anda en veremos quién es el presidente- tenía las puertas abiertas para la alcaldesa de Escobedo? ¿A la Morena de Alfonso Ramírez Cuéllar que es un perredista hábil queriendo tumbar a la favorita? ¿O, la de –no nos hagamos bueyes- la Morena del presidente López que es la única Morena que manda, o, si no les gusta, recoge el balón y se va a otra cancha?
Lo que está detrás de este sainete que no llega ni a aspirante a telenovela, es que deja con los calzones en los tobillos al sistema político mexicano, forjado a huevo en los años treinta para intentar un proyecto de república dizque democrática, con sabia dirección. Los partidos políticos no sirven para nada ni tienen apoyo alguno que no sea el presupuesto estatal para sus gastos, al igual que el INE. El PRI, esta mañana, no alcanza el 10 por ciento de las simpatías de quienes se dejan encuestar, que yo no. El PAN no llega a uno de cinco de los electores. El poder omnímodo ya bajó de la cincuentena y contando. Los partidos políticos deben desaparecer, a todas luces. Lo que me a mí me inquieta es que, históricamente, en esta circunstancia la única alternativa es un golpe de estado –a lo Cromwell de la era de Shakespeare, o de los militares latinoamericanos, del siglo pasado.
En esta ceremonia, mis queridos amigos, el único que anda como sudcoreano en Hollywood, es el presidente López.
PARA LA MAÑANERA.– Con todo respeto, Señor Presidente, ¿nadie le ha dicho que sus números reales van a la baja, por aquello de su seguro impopular, los muertos por doquier, la economía que no arranca, y, especialmente, el avión que nos está literalmente dando a todos?