Por Obed Campos
El próspero empresario, Luis Fernando Garza Guerrero “El Dragón”, que hizo su fortuna por pingües contratos de pavimentación en gobiernos pasados y por eso el apodo, es el único alcalde en Nuevo León que llegó al cargo por Morena, pero su caso, en el municipio de Montemorelos, podría ser de debut y despedida.
Los vecinos de Montemorelos sienten que el municipio ha quedado estancado, con pocas o casi nulas líneas de crecimiento, en donde la corrupción para poder obtener un permiso para establecer un negocio, cuesta un buen dinero, el derecho al uso de suelo no se regula por el arancel establecido en la Ley de Ingresos autorizada por el Congreso, sino por el “tantiometro” de quien se encarga de autorizarlos, y va desde 50 mil, 250 mil o hasta donde “aguante el cliente”.
Los permisos para tiendas de conveniencia con venta de alcohol, las cantinas, bares, centros nocturnos vulgo “prostíbulos”, se mueven sin problema, quebrantando cualquier reglamento o disposición sanitaria, todo se puede nada más hay que “brincarle”, y nos dicen los vecinos que basta con darse una vuelta por las noches, y una checada a la estadística de accidentes viales, o muertes violentas y resultará que estas siempre suceden con el factor de alcohol, y en donde la prostitución se ha trasladado de la Zona de Tolerancia a las calles centrales del municipio, bares y cantinas, sin control y con la proliferación de enfermedades de transmisión sexual. Solo por citar algunos ejemplos.
En el rubro más delicado, que es el de la delincuencia, esta se ha filtrado hasta los primeros niveles del poder, en donde funcionarios trabajan hasta amparados, contra investigaciones y ordenes de aprehensión por delitos de carácter federal, con la complacencia, forzada o no, del titular del gobierno municipal, quien solo ha tenido el valor de removerlos de un lado a otro, pero dejándolos operar en los lugares claves para generar actos de corrupción, desde protección para el famoso “wachicoleo” hasta robos, extorsiones y cuanto mas se pueda hacer con una placa que da “autoridá”.
Es tan ineficiente el actuar en la administración de Garza Guerrero, que, la nula obra pública se palpa, y si bien es cierto, que se han iniciado obras, estas obedecen a la gestión del anterior encargado del municipio, y al actual solo se ha limitado a ejercer lo heredado sin proponer algo nuevo, y mostrando como suyas las obras de Gobierno del Estado, recibiendo el reclamo de una manera política de estos últimos por saludar con sombrero ajeno.
Tanta es la incompetencia, que no se ha tenido la capacidad siquiera de hacer un programa eficiente de bacheo o mejoramiento de las vialidades, que por el lado que lo mires y por el camino que llegues sentirás los brincos del coche al llegar. Tan ineficiente es el actuar que no se puede conseguir un servicio médico para los trabajadores y estos tienen que pagar sus consultas y medicinas aun y cuando les rebajan una cuota para dicho servicio.
El terrorismo laboral es lo que manda entre la burocracia. Los trabajadores no pueden siquiera convivir en sus horarios libres pues se considera una “conspiración” contra el gobierno municipal, en donde se les advierte que de no compartir en sus redes sociales los “logros” de la administración serán removidos por deslealtad.
Eso sí, resulta fácil alimentar la egolatría de Garza Guerrero ranchero, a quien le juntan 20 personas y el doble de niños, a quienes se les da tamales y refresco del que venden por litros, un poco de música y listo. Él ya trae “otros números” de su popularidad. El pueblo, Montemorelos, huele feo y trae las manos sucias, prietas sin embargo, con esos “números “ la reelección está en la bolsa y así se lo han afirmado quienes le juntan a la gente para los tamales y organizan las porras.
Eso sí, “El Dragón” tiene un solo nombre en mente que le quita el sueño: Edelmiro Santiago Santos Díaz, diputado federal por su mismo partido, quien ya levantó la mano para buscar ser candidato a alcalde en el 2021, a lo cual, Edelmiro amenazó con abandonar el barco del partido de López Obrador.