“¡Vamos Mireya dale fuerzas a tu mamá para que rompa el árbol!”, resuena en medio de un paraje mientras una mujer golpea ramas con un machete.
Mireya, a quien le pide las fuerzas, está desaparecida desde hace cinco años; pero su mamá y sus amigas se aferran a que donde sea que esté dará ánimos y fortaleza para encontrarla a ella y a los miles de desaparecidos que hay en el país.
Su mamá viajó desde Morelos hasta Veracruz para buscarla junto a la Quinta Brigada Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas donde están personas de todo el país haciendo lo mismo: buscando en fosas clandestinas, en cárceles, forenses, hospitales, cualquier sitio donde pudiera haber una mínima pista de sus familiares.
Las integrantes de la brigada por ratos juegan, bromean, recuerdan anécdotas juntas pues aunque son de distintos estados se han visto muchas veces en la búsqueda que parece no tener fin.
Tranquilina no suelta el machete. Les dijeron que dentro del brazo del río ubicado en Coyutla, habían visto algunos huesos, por lo que todas están empeñadas en encontrarlos para que puedan regresar esa persona a casa, con sus seres queridos.
El agua apesta, pero ellas se metieron sin importarles. Más tarde se preocuparán de lavarse en otro cuerpo de agua cercano para intentar mitigar el mal olor.
No son las únicas que buscan. A unos cuantos metros, en tierra, otro grupo de la brigada limpia un terreno lleno de maleza para poder clavar las varillas y buscar el mal olor característico de una fosa clandestina.
Habían llevado perros rastreadores, pero las expertas les dijeron que debido a la hierba poco podían hacer y el cuerpo de mujer que según el anónimo está allí, en la superficie, debe aparecer.
Pero ese día ninguno de los dos equipos tuvieron suerte. Lo único que se llevaron consigo fueron garrapatas que durante la noche se tuvieron que quitar.
Así es todos los días, unos tras otros, en terrenos inhóspitos donde buscar. Eso no les hace perder la esperanza, pues en la primera semana de la Brigada ya ha habido otros hallazgos: en un predio encontraron varios restos humanos y en otro un hueso y ropa interior de mujer.
Tampoco pierden el sentido del humor.
“Imagina que se gane el avión presidencial, nos lo da al colectivo. Usted piense que es para el colectivo”, bromea entre los buscadores, mientras hacen planes imaginarios sobre el destino del avión y la forma en que les ayudaría a ir de un lado a otro del país; todo mientras uno de los buscadores clava la varilla con ayuda de un mazo en un terreno en Poza Rica donde ya localizaron un hueso.
Más tarde otras hacen la misma broma mientras sacan cuentas de cuantos boletos podrían comprar con el dinero de la campaña de fondeo que tuvieron que emprender para poder acudir a la Brigada, pues los gobiernos no les apoyaron con recursos suficientes y tuvieron que pagarlo con sus propios medios.
Es solo una broma, bromas para pasar el tiempo mientras el sol intenso les hace más difícil la labor en el campo. Para ellas y ellos hay dos prioridades: encontrar a los desaparecidos y que haya paz.
Por eso cuando el ambiente se torna serio y todas con sus herramientas en mano están trabajando, de pronto se oye el canto al que rápido se suman todas “Estar en Brigada es construir la paz, construir la paz, construir la paz con justicia y dignidad”.