Ante la contingencia por el COVID-19 y el pánico de la comunidad regiomontana que los orilla a surtirse en mayores cantidades de productos de uso diario, los comerciantes y diferentes establecimientos han comenzado a hacer su agosto en pleno marzo e inflaron los precios de diferentes productos.
Los regiomontanos pensaban que, con la disminución en el precio de la gasolina, muchos precios de la canasta básica iban ir a la baja, sin embargo, esto fue así.
A través de redes sociales o en los mismos lugares, los regiomontanos han reprobado totalmente el aumento de los precios, asegurando que no son tiempos para aumentar los costos.
«No vemos justificación alguna para que nos aumenten los precios, son tiempos en los que nos deberíamos de apoyar los unos a los otros y no estar sacando ventaja de la situación», mencionaban los clientes.
Y es que actualmente, la tapa del huevo se oferta en diferentes establecimientos en casi 90 pesos, mientras que el kilo de frijol pinto americano paso de 24 pesos a 48 pesos el kilo.
Otros de los productos que aumentaron fue el pollo crudo, pues en algunos supermercados se está ofertando hasta en los 95 pesos el kilo.
Los supermercados también han elevado el precio de las pastas, papel sanitario y leche en envases tetrapack.
Sonia Moreno, comerciante, mencionó que los productos de la canasta básica alcanzaron un aumento exagerado e incosteable para ellos que son revendedores, por lo cual ellos también tuvieron que aumentar el precio para que les fuera rentable la inversión.
Por su parte, el empleado de un supermercado, comentó que han aumentado los precios y limitado la venta al público, debido a que los clientes acuden a sobrellevarse la mercancía en estos tiempos de contingencia.
El titular de la Procuraduría Federal del ConsumidorRicardo Sheffield, señaló que la PROFECO, se encuentra monitoreando constantemente los precioy puntualizó que las multas a los especuladores son de hasta 3 millones de pesos, inmovilización de producto y suspensión del negocio.
AMBULANTES ACTIVOS
Sin importar que cada vez el centro de la ciudad se encuentra menos habitado, los puesteros ambulantes siguen activos en las diferentes arterias del primer cuadro de la ciudad, no obstante, reconocen que han tenido una baja de ventas de hasta un 20 por ciento aproximadamente.
Bajo el idealismo de permanecer hasta que se les prohíba, los diferentes comercios informales tanto de alimentos, ropa, tecnología de segunda mano, entre otros, se han mantenido presentes, aunque las ventas no sean las mismas.
«Lo único que podemos hacer para que en verdad no nos vaya mal es seguir aquí aunque vendamos un 20 por ciento de la mercancía», mencionó el comerciante Refugio Sánchez.
A pesar de la contingencia y de tener que acudir diariamente a postrarse en la calle de Colegio Civil, entre 5 de Mayo y 15 de Mayo, los ambulantes sí se muestran preocupados por su salud; algunos traen puestos en todo momento un cubrebocas, así como también ofrecen antibacterial, sobre todo si son de comida.
Cabe mencionar que también se han mostrado accesibles ante la necesidad actual, esto mediante la venta de cubrebocas con un costo que varía de entre los 25 a los 35 pesos dependiendo del material, además, hay venta al mayoreo.