Por Félix Cortés Camarillo
La pregunta de las matemáticas no parece ser hoy, en la antesala de la debacle de salud tantas veces anunciada por la plaga del coronavirus, si el maternal pronóstico del presidente López de que celebraremos a las madrecitas –buenos, los que todavía tienen- en un mejor clima de salud pública.
De hecho, quien debiera estar dándonos una actualización informativa a las siete de la tarde diariamente no debiera ser el infalible e indubitable doctor López-Gatell Ramírez para confundirnos con las gráficas de contagios, infecciones, confirmaciones y extremaunciones en México por el virus fatal que probablemente él con sus toneladas de créditos académicos que Andrés Manuel nos restriega a los que siempre fuimos partidarios de creerle a los que obtuvimos grados en el extranjero, que no hace muchos meses éramos unos fifís tecnócratas impensables, puede descifrar. Quien debiera estar ahí es el secretario de Hacienda y Crédito Público con su cara de impávido para darle alguna explicación a los mexicanos, tan orgullosos ellos desde 1938 de su, su, su petróleo, que ayer se cotizaba en menos dos dólares con 37 centavos por barril; por primera vez desde 1946 el petróleo Texas cayó por debajo de los cero dólares el barril.
Vamos entendiéndonos: ayer por la tarde no solamente nadie quería comprar el petróleo mexicano. Estarían cobrando dos dólares 37 centavos por llevárselo, en el caso que quisieran. En las costas mexicanas, me dicen, hay cinco barcos cargados de gasolina para los mexicanos, que estamos todos dócilmente guardaditos en nuestras casas, sin usar nuestros autos y nuestras fábricas están cerradas sin producir cemento o varilla para las construcciones detenidas y sin consumir combustibles, ni energía, ni nada, y sobre todo sin trabajo para sus empleados. Y cuando los pinchurrientos veinticinco mil pesos que papá gobierno va a prestarles a un interés bajo a las pequeñas y medianas empresas para que todos entremos en ese país que nos enseñaron se llama jauja, en el que todos vivimos hoy bien y requetebién y nos va a ir mejor, según el presidente López.
Estamos volcados en la epidemia viral al través de la epidemia informática que llamamos Covid 19. Nos olvidamos de la otra plaga, la más importante. Nos preocupamos por el número de muertos, infectados, confirmados y dados de alta por las infecciones pulmonares sin pensar en los que ya –desde hace rato- se están muriendo de hambre, de no poder pagar la letra o la tarjeta de crédito o la renta de la casa, ya no digamos la internet para que nuestros hijos puedan ir a la escuela a distancia, mientras nos preguntamos si vale la pena de que vayan a la escuela si cuando la terminen no habrá trabajo para ellos.
Numeritos hablan, decía mi abuela. Que yo sepa, nunca se equivocó-
PREGUNTA PARA LA MAÑANERA, porque no puedo entrar sin tapabocas.- Señor Presidente, con todo respeto: Ahora que Arabia Saudita nos está cobrando el numerito, previa consulta con su jefe, de la señora Rocío Nahle ante la OPEP, y nos está echando del mercado mundial del petróleo, ¿qué vamos a hacer con tal cantidad de oro negro, que así me enseñaron a llamarle cuando iba a la primaria?