Por: Francisco Tijerina Elguezabal
“La memoria es como el mal amigo; cuando más falta te hace, te falla”
Refrán
Charlo con mis hijos acerca de las crisis económicas que a nuestra generación le ha tocado vivir, de sus alcances y repercusiones, de cómo hemos salido adelante y del inminente “bajón” que padeceremos a todos los niveles en México.
Por muy previsor que seas, lo cierto es que nunca estás preparado para un evento de esta magnitud, pero he de reconocer que el haber sobrevivido antes a circunstancias similares te ayuda a tener perspectiva para sortear el temporal.
Algo similar ocurre con el suministro de agua potable en Monterrey.
En un ejercicio de responsabilidad y de crear conciencia los encargados lanzan una campaña para pedir a los usuarios cuidar el vital líquido y con absoluta transparencia nos informan de la situación real en cuanto a existencias y reservas, pero lejos de comprenderlo, hay quienes en un afán protagónico y alarmista encienden las sirenas y los faros de emergencia alarmando a una población que por el momento que vivimos se encuentra muy sensible.
Los catastrofistas se olvidan de la historia.
Por años Agua y Drenaje de Monterrey fue una empresa con finanzas sanas. Con la Presa de La Boca se abastecía a una ciudad que dos millones y medio de habitantes, pero el rápido crecimiento hizo que fuese necesario pensar en el futuro y así, en tiempos de don Alfonso Martínez Domínguez, se construyó Cerro Prieto en Linares y años más tarde, en la administración de Sócrates Rizzo, la presa El Cuchillo.
A pesar de todas esas previsiones, hubo un tiempo en el área metropolitana de Monterrey en la que todos por igual padecimos de los cortes y falta de presión, una época en la que los techos de las casas se inundaron de tinacos y en la que quienes tenían mayor capacidad económica construyeron cisternas equipadas con bombas hidroneumáticas. Un tiempo en el que a pesar de los tinacos y las bombas, en muchas ocasiones nos tocó bañarnos “de botecito”.
Con el tiempo las cosas fueron cambiando y mejorando hasta llegar a la situación actual que ya lleva mucho tiempo, la de disfrutar las 24 horas (la mayor parte del tiempo) un servicio continuo los siete días de la semana con una excelente presión y sin sobresaltos.
Recuerdo aún la manera en que debido al Huracán “Alex” el suministro se vio interrumpido y a todos nos tomó por sorpresa, las compras de pánico, los pleitos en pleno supermercado por quedarse con unos botes de agua, la manera desesperada por conseguir aunque fuese un poco… y ni aún así aprendimos a cuidarla.
La situación hoy es de simple lógica. Con una mayor cantidad de personas en sus hogares se incrementa la demanda y es por ello que AyD ha lanzado una campaña para crear conciencia.
Lejos de sumarse o abonar a esa labor, hay quienes prefieren desgañitarse y tirarse al suelo anunciando una catástrofe. ¿De qué sirve quejarse si aún tienen agua? ¿Por qué mejor no invertir esos esfuerzos en llamar a la prudencia?
No son activistas sociales, son agoreros del mal a los que su afán protagónico les vence y a los que les encanta ver “el prietito” en el arroz.
Ya se olvidaron del tiempo de los tinacos.
ftijerin@rtvnews.com