Por Obed Campos
El acto de discriminación que sufrió un joven enfermero ayer en el municipio de Juárez, Nuevo León, y el ataque (aunque fue con agua) que sufrió una enfermera en la colonia Independencia en Monterrey no deberían quedar impunes.
Uziel Carranco, enfermero del Hospital Universitario fue discriminado por portar su uniforme, y un carvernícola chofer de autobús urbano lo obligó a bajar de su unidad, seguramente impulsado por el miedo estúpido al coronavirus.
Carranco no podía llegar caminando a su trabajo, al otro lado de la ciudad, por lo que, aunque el acto del operador del camión, fue a todas luces reprobable, también les faltó valor civil al resto de los pasajeros, quienes debieron apoyar al muchacho, obligando al chofer a detener la unidad.
¿Cómo para otras cosas si somos bien unidos?
En el segundo caso del que les hablo, una enfermera uniformada fue agredida en la colonia Independencia.
Un orate le lanzó agua y la golpeó.
Los casos como estos pululan a nivel nacional y son consecuencia de la ignorancia.
Yo no sé si el vidente Farath Coronel tijuananense, le cumpla su promeas a Uziel Carranco, a quien le mandó un mensaje y le dijo que la próxima semana lo visitará acá en Monterrey para conocerlo y ayudarlo a hacerse de su propio vehículo para seguir realizando su valiosa profesión.
Pero los que sí podrían hacer algo son nuestros diputados, quienes deberían legislar para conseguir castigos más severos contra estos estúpidos ataques.
Yo no soy abogado, pero en el Congreso de Nuevo León, y en el Congreso de la Unión, tienen muy buenos asesores a ese respecto, a ver si los estúpidos aprenden.