Por Obed Campos
Miguel Treviño de Hoyos, alcalde dizque independiente de San Pedro Garza García, Nuevo León, hay veces que sueña que es “Robocop”, aquel siniestro personaje de película de finales de los años ochentas que era mitad humano y mitad máquina para perseguir a los criminales en una anárquica y futurística ciudad norteamericana.
¿Por qué lo digo? Pues porque regidores de su municipio denunciaron la adquisición sospechosa por cinco millones de pesos, de equipo antimotín, en un municipio pacífico, en el sentido social (porque en el criminal es otra historia).
¿Quién va a organizar manifestaciones tan violentas que rayen en el motín en San Pedro?
¿Los pirrurris? ¿Las princesas? ¿Las chachas y los jardineros?
Es cierto que en cuestión de seguridad no hay que escatimar nunca en gastos, pero si no detienen a Herr Miguel, al rato se va a comprar un tanque de guerra o un misil.
Tiene razón la regidora panista, Karla Flores, quien sugirió que el alcalde ve muchas series en Netflix y su crítica fue secundada por el edil independiente José Mario Garza Benavides quien pidió ponerle lupa a esta adquisición.
Mientras tanto San Pedro sigue siendo la “joya de la corona”, como antes fue para los panistas, ahora para los narcos por las pingües ganancias que obtienen en el mercado negro de venta de drogas y no nada más los fines de semana.
Pero eso no lo ven ni Treviño de Hoyos ni sus socios de los semáforos delictivos.
