Por Carlos Chavarría
Tiene razón el presidente cuando se refiere a la gran cantidad de recursos económicos que se invierten para sostener diversos institutos, comisiones, consejos, y decenas de organismos, algunos autónomos, otros independientes nada más de nombre, y que fueron creándose desde que iniciaron los gobiernos civiles en el país.
También tiene razón cuando puntualiza que deberían ser los mismos secretarios del poder ejecutivo, el mismo gobierno, el que debería atacar los problemas que se supone resuelven esos organismos.
Pero lo que no dice el presidente es que el dinero que pudiera ahorrarse cerrando esos organismos no se aplicara sino para sus programas electoreros y que además los problemas no serán atendidos, pues el modelo y prácticas de la administración pública en México y desde el propio gobierno es arcaico e ineficaz.
Tampoco menciona el hecho de que el propósito de algunos organismos es controlar y asegurar que el propio ejecutivo cumpla con las leyes sin excepción, la crítica sí que le viene como anillo al dedo al presidente porque ahora en el poder se siente estorbado por los organismos que como oposición fustigó para crearlos.
Sí, es verdad, cada vez que alguna minoría tiene alguna exigencia de inmediato los presidentes crean una comisión para estudiar el asunto y escuchar a todo el que quiera decir algo. Todo concluye al final con una nueva ley o reglamento que obliga a más gasto y en muchos casos a crear más burocracia en todas las formas posibles, basta revisar los organigramas de cada dependencia para percatarse de ello.
Al presidente no le interesa ni los problemas ni la eficiencia, él quiere sostener su corriente de regalos con miras a asegurar los votos que necesita para el 2021. Acabar con los organismos no es sino parte de su desesperación porque ya se acabó el dinero, ya no hay más.
Por ahí andan con el brete de la llamada renta universal o ingreso básico universal y de nuevo tendremos otra ocurrencia sin sustento financiero en el largo plazo. ¿Que no se dan cuenta que ya López Obrador se acabó regalos, no solo el dinero de ahorita sino el del futuro también? ¡Ahora hay que crecer, producir, y volver a ahorrar!
Es buen momento para revisar las facultades del sector público, en sus tres niveles, que conducen a la implantación de nuevos procesos y reglas (burocracia), que a su vez significan más gasto y le agregan más complejidad a la toma de decisiones y la atención a la sociedad dejando siempre un importante residuo de insatisfacción y un rastro de corrupción.