Por Obed Campos
Oiga, que conste: no le quito lo grave que ha sido el caso de la desaparición forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
Tampoco digo que no sea asunto de nosotros, los nuevoleoneses, porque es una herida abierta para todo el pueblo de México.
Lo que sí me temo, como en todos los casos de esa trascendencia histórica, es que la desaparición de los jóvenes, de aquella madrugada infausta del 27 de septiembre de 2014, quede para la historia de nuestro país, como uno de tantos expedientes sin resolver.
Pero hay que ser claros: Ayotzinapa dista de Monterrey por 1319.1 kilómetros, los cuales, si no tuviéramos acá en Nuevo León nuestros propios asegunes, pues…
Alguien debe de decirle a la diputada “independiente progresista” Claudia Tapia Castelo, que ya son tantos y tantos los que se han colgado de esa tragedia.
Sí señora, sí señor, los diputados de Nuevo León nos han quedado a deber de siempre y chamba no les falta, pero como que se vio muy oportunista Tapia Castelo, al presentar un punto de acuerdo para que el congreso del estado exhorte a la Fiscalía General de la República para que abra más que de inmediato una carpeta de investigación en contra del exprocurador federal Jesús Murillo Karam por delitos cometidos en contra de la administración de justicia en el marco de las investigaciones por el caso Ayotzinapa.
Pero volviendo a Zaragoza y Matamoros, en el centro de Monterrey, donde está el Congreso del Estado, o sea la sede del poder legislativo, cuestión de googlear un poco y aparece una notita de Reporte Índigo: “Cifras del Poder Legislativo revelan que hasta el 15 de junio los legisladores acumularon 987 dictámenes pendientes en las diferentes Comisiones. Al 31 de enero de 2020 tenían mil 110, lo cual significa que en cuatro meses sólo resolvieron 123”.
O sea que, querida diputada, chamba legislativa hay y mucha pendiente en Nuevo León, pero tal parece que ya les gustó a usted y a todos nuestros diputados andar pegándole al relumbrón… Peor, a ser luz de la calle y oscuridad de la casa.
