Por José Jaime Ruiz
*Tal y como Michael Sandel ha sugerido, el rudimentario liberalismo de nuestra época “concibe a las personas como seres libres e independientes, sin el estorbo que supone unas ataduras de tipo moral o cívico que ellos no han escogido. Este cambio hacia una visión libertaria carece de los recursos cívicos necesarios para sostener un autogobierno y no dispone de los recursos necesarios para afrontar la sensación de impotencia que consterna nuestra vida pública”.
*¿Qué opciones tenemos? ¿Ser pasivamente atendidos (o pasivamente explotados por un Estado masivo, entrometido y burócrata en el que la palabra “ciudadano” no tiene la más mínima resonancia y el único acto cívico relevante es ejercer el voto (un ejercicio que realiza menos de la mitad del electorado)?
*¿O acaso unirnos al egoísta y radicalmente individualizado sector privado en el que la palabra “ciudadano” tampoco significa nada y la única actividad de importancia que se puede llevar a cabo es consumir (algo que prácticamente todo el mundo realiza)?
*¿O, por último, recurrir a alguna identidad comunitaria inventada que pretenda poseer un grado de antigüedad que sólo consigue por medio de la asertividad y la exclusividad?
*En resumen, ser un votante pasivo y rechazar a los sinvergüenzas que habitan en la oficina pública y/o ser un consumidor o un miembro de una tribu que ejecuta una serie de derechos privados en nombre de unos intereses privados o comunitarios son las únicas obligaciones que permanecen vigentes dentro del terriblemente desgastado oficio del ciudadano.
*La sociedad civil fuertemente democrática, el modelo de sociedad civil republicana de Tocqueville, comparte con el gobierno un sentido público y un respeto por el bien general y el bienestar común, si bien, al contrario que el gobierno, no reclama la creación de un monopolio de legítima restricción.
*Participa de la idea de que la libertad es la cualidad especial de sector privado y, a pesar de ello, no es individualista ni anárquica. Por el contrario, su carácter es voluntario y en este tipo de ámbito “privado” busca el bienestar público.
*Una nación libre depende ante todo de que sus libertades no presenten la forma de instituciones gubernamentales democráticas ni tampoco la forma de mercados comerciales libres sino la de una sociedad civil vibrante y pluralista.
*Lo que se está perdiendo es la existencia de un lugar para todos.
*Las comunidades que anhelan los comunitaristas no parece que puedan florecer entre las abarrotadas carreteras y las desnudadas plazas públicas de una arrogante civilización comercial, donde los promotores inmobiliarios se jactan de haber ganado otra batalla a la democracia cada vez que consiguen construir un nuevo centro comercial.
*Los habitantes de los irregulares suburbios, de los corrompidos barrios céntricos, de comunidades cerradas creadas sobre la base del temor y el aislamiento tienen que buscar con dedicación y esfuerzo hasta que encuentren algo parecido a un auténtico espacio cívico. Porque, sin él, la democracia no puede sobrevivir.
*Cuando las actividades libres de los medios de comunicación… no pueden encontrar un espacio entre el sector gubernamental en expansión y el hegemónico sector del mercado, se ven relegados a una mera esfera “privada” y llegamos a considerarlos como un sector privado cuyo carácter es principalmente comercial. Y entonces, obviamente, se comportan como chacales.
*Los periodistas se han convertido en empleados de la industria de la comunicación y de la información que tienen más responsabilidad con sus accionistas que con sus conciudadanos.