Por Obed Campos
La nota en los periódicos de Nuevo León fue que el secretario de Economía y Trabajo, Roberto Russildi es el “segundo caso” de funcionarios estatales infectados con Covid-19, quesque porque Rodolfo Farías Arizpe, Secretario de Desarrollo Agropecuario, fue el primero de los casos de la alta burocracia.
Esta nota discrimina, como funcionarios, al director de Hospitales, Juan Luis González, y la popular Amalia Becerra Aquino, subdirectora del Hospital Metropolitano, quienes también, en cumplimiento de su deber, adquirieron la enfermedad.
Nos alegra que Russildi haya reaccionado bien y tenga un cuadro halagüeño en cuanto a su padecimiento.
Pero lo que no se vale es decir que nada más “estos cuatro funcionarios” se han enfermado.
¿O qué son los demás burócratas estatales? ¿Disfuncionarios? Si nada más en las filas de la policía estatal los enfermos por Covid-19 se cuentan por decenas.
Ojalá y que este trato de funcionarios de primera y de segunda no se aplique a la hora de la atención médica.
Porque ahora sí que con el coronavirus y la burocracia, o todos coludos…
UN TAPABOCAS PARA EL DIPUTADO
Para el diputado plurinominal de Morena, oriundo de Montemorelos, Nuevo León, Edelmiro Santos, sus compañeros de bancada, para que ya no los deje en ridículo con sus propuestas, habían de regalarle un guante de acero y un tapabocas.
El tapabocas con dos funciones, que se cubra contra el coronavirus y que no hable y el guante de acero para que no levante la mano y no pueda votar.
Porque nada más en sus ganas calenturientas de arrastrarse ante “el amado líder” se le ocurre proponer que el 1 de julio sea declarado el “Día de la Cuarta Transformación”.
No tuvo Edelmiro suficiente con la pamba loca que le dieron cuando propuso que el Banco del Bienestar administrara las Afores.
Neta que no entiende, y lo mejor sería que se regresara a su pueblo a vender naranjas, a ver si en eso sale útil.