Por Obed Campos
Víctimas de un presunto asalto en su casa, perdieron la vida a balazos una querida maestra jubilada y su hijo, un animador de películas regiomontano que tenía su domicilio en Puebla. El esposo de la maestra y padre del cineasta se salvó, porque el balazo que le propinaron en la cabeza fue en “sedal”, es decir, de rozón.
Este crimen ocurrió en la Colonia Jardines de Anáhuac, del municipio de San Nicolás de los Garza, hasta donde llegaron los delincuentes quienes, como ya dije primero, sometieron a las tres víctimas y luego les dispararon para robarse dos computadoras, tres teléfonos, el monitor del sistema de seguridad y 10 mil pesos en efectivo, además de una camioneta que dejaron abandonada en las cercanías.
Los vecinos lamentaron el asesinato de la “Maestra Toñita”, quien a lo largo de 30 años dio clases, algunos en la Secundaria federal Belisario Domínguez, a escasas seis cuadras de su domicilio. Del hijo asesinado, trascendió que vivía en Puebla y que participó en la laureada película “La Leyenda de La Nahuala”.
En otro caso, tras amarrarlos de las manos y torturarlos, un grupo de delincuentes asesinó a tres hombres en una casa que era usada como supuesto punto de venta de drogas en el municipio de Guadalupe.
En ambos casos lo que se nota es la impunidad con la que los delincuentes se mueven y operan para sus negros fines en Nuevo León.
Y le tengo noticias: cada vez será peor, porque con el pretexto de la crisis, muchos se van a brincar la delgada línea que separa la vida decente de la delincuencia.
Lo que urge es que las autoridades, en ambos casos, actúen rápido, y consignen a los asesinos. Nada es mejor que una condena bien aplicada por la justicia.
Y esos que parece que no le temen a nada, verá usted el pavor que sí le tienen a una condena larga tras las rejas.
Apura una pronta respuesta de las policías para que no se vea que los delincuentes les tomaron la medida.
Pero se están tardando.