Científicos de Suecia han descartado que exista un vínculo entre la aplicación de la vacuna contra la influenza A (H1 N1) durante el embarazo y el desarrollo del trastorno del espectro autista (TEA) en los niños.
Así lo dieron a conocer expertos del Instituto Karolinska, en Estocolmo, mediante un estudio publicado recientemente por la revista médica ‘Annals of Internal Medicine’
La investigación siguió durante un promedio de entre 6 y 7 años a casi 70 mil bebés nacidos en siete regiones sanitarias de Suecia entre octubre de 2009 y septiembre de 2010.
Del total, unos 40 mil bebés estuvieron expuestos a la vacuna contra la influenza en el útero.
Los científicos encontraron que el 1 por ciento de los niños cuyas madres habían sido vacunadas y el 1.1 por ciento de aquellos cuyas madres no recibieron la vacuna tenían un trastorno del espectro autista (TEA).
Asimismo, los investigadores determinaron que las embarazadas vacunadas durante su primer trimestre tampoco presentaron alguna asociación con un vínculo más alto de TEA o trastorno del autismo que recibir la vacuna más tarde en el embarazo.
Este hallazgo difiere con un estudio anterior que muestra un pequeño aumento del riesgo para el primer trimestre.
Al respecto, el epidemiólogo de la Universidad de Copenhague, Anders Hviid, quien no participó en el estudio pero escribió un editorial adjunto, destacó:»Sabemos que el autismo tiene un fuerte componente genético y que ninguna ciencia creíble respalda la creencia de que las vacunas administradas durante el embarazo (o la infancia) pueden causar autismo».Anders Hviid, epidemiólogo de la Universidad de Copenhague
En los últimos años, y más ahora con la pandemia de Covid-19, las dudas sobre las vacunas han ido en aumento, pese a que diversos estudios han confirmado su seguridad.
Ante ello, el doctor Daniel Shepshelovich, sostuvo que diversos estudios han comprobado “la seguridad de las vacunas que sobre casi cualquier otra intervención médica moderna», por lo que sostienen:»Los beneficios son enormes. Y el riesgo es muy, muy pequeño”.Daniel Shepshelovich, doctor