Por Félix Cortés Camarillo
Uno de los mejores cuentos infantiles de Perrault me introdujo al término de “el Marqués de Carabás” que el astuto gato con botas le puso a su dueño cuando éste accedió a que le comprara unas botas y un sombrero para salir de su pobreza. El gato con botas presumía el título nobiliario de su dueño.
Mucho tiempo después me enteré de que efectivamente hay una península entre Armenia y Azerbayán que se llama Ngorono Karabaj y que esta mañana está al borde de una guerra fratricida. En ese mínimo mapa se encuentra el puerto de Basora, que para mí nació también en los cuentos de las mil y una noches de Sherezaad: Simbad el Marino zarpaba desde Basora para sus aventuras de gran encanto.
Sherezaad salvó su vida gracias a su invectiva y su capacidad de narración; cada noche, hasta que el sultán se quedaba dormido le narraba cuentos fantásticos que le agotaban. Así, dicen, durante mil y una noches en las que ella inventaba nuevos cuentos.
Yo no sé cuánto de la historia real del mundo esté enraizada en los cuentos de la fantasía ilusoria. ¿En realidad Aníbal cruzó las montañas en diez elefantes?. ¿Realmente metieron un caballo lleno de soldados en la guerra de Troya?
Desde luego, ¿cuánto de nuestra historia nacional, documentada en leyendas, es cierta?
El águila y la serpiente en un islote del Anáhuac ¿quién lo inventó? El árbol de la noche triste es un ficticio narrativo. Benito Juárez y su cuento de que perdido en una balsa oaxaqueña sólo atinaba a tocar la flauta y soñar un país magnífico no tiene sustento histórico.
Ya se sabe, la historia la escribe el vencedor. Así nos contaron la fábula de Pancho Villa, la de Zapata y -especialmente- la de Carranza y Madero.
El vencedor actual, el presidente López, está tratando de reescribir la historia porque él es el vencedor. Es el Marqués de Carabás y tiene demasiados gatos -con botas y descalzos- a su servicio.
Por el momento.
PREGUNTA para la mañanera porque no me dejan entrar sin tapabocas: con todo respeto, Señor Presidente, ¿por qué se compran anticipadamente vacunas para una infección que desconocemos y que todavía no existen? ¿Tan sobrados de lana andamos? ¡Preste pa´ la orquesta!
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