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Por Félix Cortés Camarillo

Seis y dos son ocho, y ocho dieciséis.

Para nadie es un secreto que las matemáticas, especialmente en su forma de estadística y sus interpretaciones, no son el fuerte de los integrantes del gobierno del presidente López, comenzando por su titular.

Así lo ha expresado nuestro villano favorito, tan admirado por López Obrador, el presidente de los Estados Unidos -todavía- Donald Trump, tratando de justificar el elevado número de casos de Covid 19 en su país: es que allá sí se hacen pruebas tempranas para detectar la enfermedad. En México, le dijo Tump hace un par de meses al New York Times, necesitas estar grave, vomitando ya, para que te hagan la prueba. Eso explica que México tenga a la fecha solamente millón y medio de casos frente a los más de veinte millones de confirmados allá en el Norte.

Todos estos datos son avalados por la Universidad John Hopkins, el más importante monitor de la pandemia. Esa misma institución afirma que México encabeza en el mundo la lista de países con mayor letalidad por el Covid 19: el 8.8 por ciento de los casos de contagiados en México termina muerto. El promedio en el mundo es de 2.2.

En un mensaje la mar de optimista con motivo del inicio del año, el presidente López reconoció que durante 2020 y a causa de la pandemia los mexicanos perdimos un millón de empleos formales. Solamente en diciembre 227 mil. Alguien con sentido del humor amargo me hizo el comentario de que, desde luego, esa cifra no incluye los 127 mil muertos que, lamentablemente, ya no podrán regresar a sus trabajos; tampoco el millón y medio de enfermos oficialmente aceptados, que si sobreviven, tardarán cierto tiempo sin tener trabajo de nuevo.

Pero no hay de qué preocuparse en el mundo fantástico de las estadísticas de la cuarta simulación. Según el presidente López, sin que lo pueda contradecir nadie, hace mes y medio ya se habían recuperado 600 mil empleos. Para llegar a las cifras previas al surgimiento de la pandemia los mexicanos tenemos que recuperar «solamente» 650 mil puestos de trabajo de aquí al último día de marzo. En grandes fábricas cerrando, pequeñas empresas quebradas, comercios cerrados, tiendas restringidas, teatros muertos, espectáculos prohibidos y construcciones varadas si no son la refinería en Tabasco o el aeropuerto en Santa Lucía.

El plazo del primer trimestre para esta deseada y poco probable recuperación del empleo no es gratuito: son los tiempos electorales para las cruciales votaciones de junio próximo, en el que nos estamos jugando la división de poderes y la independencia del poder legislativo, por lo menos.

 Y ya sabemos que si el presidente López no sabe ser presidente, si sabe manejar campañas electorales. En eso anda, aunque las matemáticas le fallen, en su modalidad de la estadística y su interpretación.        

PILÓN.- Con los últimos boqueos del año horrible, se fue mi querido compañero de muchos años, Horacio «Lacho» Salazar. Reciomontano, dice reciomontano. Periodista de buena cepa. Hombre de bien.

‎felixcortescama@gmail.com

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// Félix Cortés Camarillo

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Autor: stafflostubos
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