Por Carlos Chavarría
Pienso que ya hemos pasado suficiente tiempo y fracasos para que por fin aprendamos que sin los incentivos apropiados no ha existido un gobierno capaz de competir en igualdad de condiciones frente a empresas cuyo éxito ha sido el aprender a obtener rendimientos y excedentes en un mercado competitivo.
Los gobiernos crean los mecanismos para intervenir en los mercados de bienes y servicios cuando ocurran distorsiones por economías de escala o concentración relevante de la inversión en muy pocas manos.
Pero cuando en algún sector de la economía todo está en manos de las burocracias del gobierno siempre el perjudicado es el consumidor al que usan como bandera para sus decisiones más erradas en aras del estado de bienestar.
PEMEX y CFE han probado hasta el extremo que no son ni serán eficientes en tanto se mantengan los términos actuales de su participación en sus mercados respectivos, y, muy al contrario, son una carga que se llevan casi el 10% de todo el presupuesto federal. Que conste que debido a las reformas del sexenio anterior ya no hay la excusa de los subsidios que antes se usó como razón del enorme déficit de esas dos empresas del gobierno.
Esta administración desde sus inicios han tratado de fortalecer la condición monopolística de CFE y PEMEX bajo la premisa de su “importancia estratégica” pero es precisamente en esa estrategia que reside el problema de ambas organizaciones.
La estrategia de subsidiar las ineficiencias de PEMEX y CFE a costa de los ciudadanos atenta desde siempre contra toda lógica económica y financiera, al transferir recursos escasos [769,000 millones de pesos para ser exactos https://www.cefp.gob.mx/publicaciones/infografias/2020/daip/infdaip0752020.pdf] que con seguridad hacen mas falta en educación, salud, seguridad u otro tipo de infraestructura pública.
El mejor momento de PEMEX y CFE ya pasó y fue en los 80´s del siglo XX, pero siempre hubo razones de política vulgares y de corto plazo para continuar con el saqueo y las malas inversiones.
Hoy ese fenómeno se quiere profundizar al no aceptar incrementar la participación en el sector de otras organizaciones ajenas al gobierno y combatir también el auto abasto doméstico de fuentes diversas y autónomas, con la idea de mantener la sujeción del país entero al poder gubernamental y repetir el ejercicio del viejo PRI.
PEMEX y CFE pueden cumplir su cometido, pero debe asegurarse la autonomía de gestión del organismo, liquidar su contrato colectivo, y hacer una reingeniería de sus procesos hacia la gestión por resultados y depurar el control interno.
Para que tales cosas ocurran el propio gobierno federal debe acabar su propia dependencia financiera hacia ambas empresas a través de una reforma fiscal de base amplia y simplificada, completar la desregulación de la economía y acabar con las malas prácticas en la toma de decisiones.
