Por Eloy Garza González
Antier, Luis Donaldo Colosio Riojas sacó un video en redes un tanto histriónico donde avisaba que será candidato a la alcaldía de Monterrey. Lo hizo como si pusiera en práctica sus clases de teatro. O de oratoria (esa disciplina tan demodé). Pero sin duda su video fue efectivo: marca una ruta, no clara, pero ruta al fin. Colosio había estirado de más la liga de su candidatura. Meses en los que por poco se le iba el tren y que lo hicieron pagar un costo político innecesario por deshojar tan lentamente la margarita. Tanta espera desespera.
En fin, al cabo de varios tumbos y retiradas, de salidas erráticas y de trampas y emboscadas legales, Luis Donaldo reconoce que irá como candidato a Monterrey. Hizo bien en no despejar por lo pronto la incógnita sobre el partido que lo postulará. Bien jugado. Ya aprendió Luis Donaldo que la política es intriga, montaje de suspenso; administración de escenas.
Luis Donaldo fue sembrando especulaciones en su video. Pasto para especuleros: “¡Ah, ya! habló de esperanza, entonces va por Morena”. “¡Falso! Habló de ciudadanos así que va por Movimiento Ciudadano”. Suspenso a lo Hitchcock. En los próximos días, Luis Donaldo volverá a dar la nota con respecto al partido que lo postulará. Y luego de seguro soltará un video donde denuncia uno a uno a sus detractores. Eso lo damos por sentado. Y una aclaración curiosa: los aspirantes ya no se destapan dando exclusivas a El Norte; ahora se valen de las redes sociales. ¿Esa modalidad es buena o es mala?
Sin embargo, los periodistas también hacemos nuestra chamba. Luis Donaldo ya se arregló con Dante Delgado y pintará su raya con Samuel Garcia; cada quién se encomendará a su santo. Sin embargo, será una mala estrategia: Samuel y Luis Donaldo van juntos en el mismo barco naranja. Se necesitarán en esta campaña mutuamente. Y los errores de cada uno se los cargarán a la cuenta del otro.
Luis Donaldo me parece uno de los jóvenes políticos más rescatables dada su innegable integridad personal y buena imagen pública: ¿pero por qué son tan ególatras los políticos de todas las edades, y hablan de sus problemas propios como si fueran conflictos colectivos que nos atañen a todos? A la gente lo que de verdad le importa es que le digan cómo sacar adelante sus negocios en zozobra a causa de la coronacrisis; cómo sobrevivir al quiebre de comercios por las malas políticas públicas y cómo sortear el vendaval del desempleo. En estos últimos 10 meses los políticos nos han regañado mucho (empezando por Manuel de la O); ya nos agarraron a coscorrones como si fuéramos niños pero ninguno nos da siquiera un mejoralito.
Ningún candidato quiere mojarse en las aguas procelosas del Covid-19. ¿Ofrecer soluciones a la crisis económica imperante? Ni en sueños. ¿Arriesgarse a que les echen en cara sus propuestas si las formularon mal? Jamás. Esto debería entenderlo Luis Donaldo, la valentía consiste en ponerse del lado de la gente que está con el agua hasta el cogote, o con la asfixia amoratándole los cachetes. Luis Donaldo es listo y aprende rápido. La valentía estriba en ya no pensar en el próximo puesto público sino en cómo sacar al buey de la barranca. Y que no nos salga peor el remedio que la enfermedad.