Por Eloy Garza González
Felipe de Jesús Cantú renunció al PAN al cabo de casi 40 años de militancia. Ayer, el exalcalde de Monterrey estuvo en mi casa y platicamos los motivos de su renuncia. Nos tomamos un café. Fue una larga charla. Lo vi melancólico. Él dice que nostálgico. Yo digo que consternado. No se despoja uno tan fácilmente de toda una vida al amparo de unas siglas políticas. Le digo a Felipe que es como un divorcio. Se toma la decisión con sentimientos encontrados. Es doloroso. Yo nunca me he divorciado pero imagino lo que se siente.
Me confiesa Felipe que varios panistas connotados de Nuevo León le aseguraron que el PAN ya no tiene remedio. Que un grupito “asigna las candidaturas y las decisiones se toman en una mesa corta y luego se validan en una mesa grande”. Obvio, se refiere a Zeferino Salgado. ¿Quién más? Raúl Gracia. No hay padrón representativo de la sociedad y en esas condiciones “pues mejor me voy”.
Yo refuto a Felipe: la lucha se hace desde adentro. Pero Felipe me dice que ya se cansó. Que ha luchado cuerpo a cuerpo desde hace mucho tiempo y ha ganado y perdido muchas batallas contra aquellos que distorsionan las decisiones para beneficiar a ciertas personas. Supongo que se refiere a Fernando Larrazabal. Pero allá a dónde va, también habrá quienes distorsionen las decisiones, entre tanto siervo de la nación y becado electoral.
Entiendo que para Felipe su guerra panista ya se perdió. O la librará en otros campos de batalla, ahora con los morenos, verdes y Claras. “¿Entonces lo tuyo es una salida sin retorno?”, le insisto. “Sin retorno”, me dice tajante. Sus motivos tendrá Felipe. En mi casa lo secunda el dirigente del Partido Verde, Edgar Salvatierra. “Mira”, me dice Edgar, “Felipe es una personalidad no solo representativa del PAN, sino de todo Nuevo León. Y ahora queremos sumar a Felipe no solo al Verde sino a un proyecto ciudadano”.
Yo no entiendo francamente qué me quieren decir con esto de “proyecto ciudadano incluyente”. Me gustaría que me lo explicaran con peras y manzanas, para comprenderlo bien. Parece un galimatías. Porque yo ahí en ese batiburrillo veo a puros priistas electoreros. Me lo explica Felipe con un ejemplo:. “El tema ambiental; uno de los principales de la agenda ciudadana; no aparecía en las encuestas del 2018 y ahora ya está posicionado entre los nuevoleoneses. El tema de la contaminación sólo puede atenderse desde un proyecto ciudadano incluyente”. Pues bueno.
Yo pienso que tan contaminado está el ambiente urbano como el ambiente político. Por fortuna, las campañas durarán apenas unos cuantos meses. Termino mi café con Felipe preguntándole qué prefiere: ser alcalde o ser legislador. “Me encantan las dos cachuchas, pero es más divertido ser legislador. Porque la responsabilidad como alcalde pesa mucho y te deja libre muy poquitas horas para dormir”. Con esto deduzco que Felipe irá de diputado local. “Como dicen los rancheros: irá viniendo, iremos viendo”.
Se despide Felipe de mí, chocando sus puños con los míos, como se estila en el protocolo de saludos con la pandemia. Le deseo suerte a Felipe de Jesús Cantú. Irá viniendo, iremos viendo.