Por Verónica Malo Guzmán
“El hombre [¡y la mujer!] perdona algunas veces el aborrecimiento, pero jamás el menosprecio.”
Lluís Vives
Félix Salgado Macedonio gana la segunda encuesta de Morena para la definición de su abanderado a la gubernatura de Guerrero. Pero, por triste que parezca, esta no es la verdadera ni la única parte de la historia.
En realidad, sólo comprueba que nuestro país es machista, comenzando por el partido en el poder. En México se continúan perpetuando las costumbres, en este caso la que dicta que el hombre debe mandar sobre la mujer.
Pero ejemplos sobran. Veamos unos cuantos de las últimas 24 horas:
La crítica recibida en redes sociales a la chica que regresó una lata de gas pimienta a los policías detrás del muro infame aquel. El desquiciado que violó dentro de su auto a una perrita en Baja California Sur. El académico de la BUAP en Puebla quien no guardó ningún reparo en decir que sus alumnas que faltaron a clase el día 8 de marzo son “unas huevonas”.
La nueva elección de Félix Salgado Macedonio es un reflejo del México machista que se vive a diario. Donde las mujeres somos sobajadas sin ni siquiera requerir un justificante para ello. País en el cual primero se le otorga el beneficio de la duda a ellos que a ellas.
El repetir la encuesta permitiendo que Salgado Macedonio compitiera es consecuencia lógica de que en Morena en ningún momento se cortó o puso en tela de juicio los derechos políticos de Salgado. Pero los resultados de la encuesta son prueba de que la ciudadanía tampoco. No importó el número, la diversidad o la gravedad de las denuncias que existen en contra del senador. Tampoco el haber sido señalado por algunas —las menos— mujeres de su partido.
El ejercicio que llevó a cabo Morena fue para calmar el aireado reclamo de las mujeres y dejar pasar la fecha del 8 de marzo. Nada más.
Ya sólo resta que en el instituto político y en Palacio Nacional digan —como con el muro— que la decisión de que Salgado Macedonio vaya de candidato por Morena es para el bien de las mujeres.
La encuesta que le da el triunfo es un juguete roto, el cual solo refleja el menosprecio hacia la mujer y el machismo imperante en el partido que se llamó diferente. La Cuarta Transformación retoma lo más retrógrada y arcaico del México machista. Ya no hay lugar a dudas.
Así como Enrique Peña Nieto decía —y con toda razón— que la corrupción en México es un asunto cultural, el machismo también lo es. La 4T rompe su palabra de ser feminista y nadie —o casi nadie— se considera defraudado al respecto. El machismo despótico impera en Morena y Salgado Macedonio es muestra de ello.
El tiempo sigue su curso y cada vez nos acostumbramos más a los actos de machismo que nacen de nuestras autoridades; muestras abiertas y cínicas.
Las víctimas que han fallecido y las que viven a diario la violencia, solo por el hecho de ser mujeres, se convierten en fantasmas, en seres invisibles a un país que se niega a cambiar. Y lo peor, los grupos en el poder refuerzan este hecho.
Mientras no señalemos y repudiemos en las urnas lo que sucede todos los días, nuestra patria, empezando por Morena, continuará siendo machista.