Por Obed Campos
(Mala) Suerte de anarquía en la que vivimos los nuevoleoneses, que por ser facilones, como lo somos los ciudadanos, permitimos que nuestra entidad, tan grande en tantas cosas, no salga de Cuautitlán, es decir, no dejemos de ser un rancho grande.
Dos hechos de ayer son los que me permiten hacer esta autocrítica. El primero fue el sangriento choque de un camión de pasajeros y una pipa, con un voraz incendio, que arrojó 11 muertos y 7 heridos, en el ya conurbado (no por lo legal, pero sí por la geografía y la población) municipio de Salinas Victoria, a pocos kilómetros al norte de Monterrey.
Y el segundo, un hecho que deja en la indefensión a siete municipios del sur del estado, seguramente por una negligencia burocrática, el cual, como el choque, pone a Nuevo León a niveles del mal llamado Tercer Mundo, con pinceladas del Viejo Oeste.
Los periódicos de hoy nada más hablan del choque del de camión urbano de pasajeros y la pipa que como ya dije arrojó 11 muertos y 7 lesionados. Nada más se informa que la cisterna sobre ruedas transportaba 40 mil litros de diésel, los cuales ardieron como el infierno, al chocar de frente contra el transporte público urbano de la ruta 685 a eso de las 6:00 horas.
Pero no se habla de las causas. No se dice cuál de los dos choferes (aparentemente muertos en el incidente) es el presunto responsable… Nada más especialistas en accidentes terrestres a los que consulté esta mañana me dicen que es el cansancio la probable causa del percance. Es decir, alguno de los dos choferes o los dos, pudieron quedarse dormidos al volante.
Pero nadie ha dicho tampoco que ese tramo de carretera es municipal, por lo tanto, la vigilancia le toca a la gente del alcalde de Salinas Victoria, Gonzalo Elizondo Lira, quien anda más preocupado porque lo suceda en el cargo Mayra Guajardo, viuda de su hermano, que por las verdaderas necesidades urgentes del municipio.
UN SAN JUANICO EN POTENCIA
Me comentan que muchas empresas aprovecharon la traída y llevada reforma energética peñanietista, que permite a particulares importar combustibles, y sentaron sus reales en ese municipio, donde, sin regulación ecológica o de seguridad alguna, construyeron una suerte de San Juanico en potencia.
¿Por qué un San Juanico? ¡Ah!, porque los contenedores de combustible instalados sin ton ni son, a poca distancia de la zona poblada, y como dije, sin ninguna medida logística de seguridad, representan una verdadera amenaza.
Esto unido al trasiego diario de pipas que se estacionan sobre la carpeta asfáltica, (a falta de terrenos adecuados) sobre la carretera a Colombia, a esperar la descarga.
Como bien dice mi amigo Gil Tijerina, “una chispa y adiós Clarita…”
PUEBLOS SIN LEY, POLIS DESARMADOS
Una suerte de pintura del Viejo Oeste, el Tercer Mundo y Mad Max es la que se vive al sur de Nuevo León, máxime ayer, que los genios de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado, se acordaron que siete municipios no cumplieron ¡en años! con el Certificado Único Policial (CUP) y fueron y desarmaron y encueraron a los policías municipales.
Sí, los desarmaron porque les quitaron las armas y los encueraron porque les decomisaron los uniformes…
Y yo me pregunto en dónde quedaron los alcaldes de las municipalidades de Doctor Arroyo, Mier y Noriega, Zaragoza, Aramberri, Galeana, Iturbide y Hualahuises, que no por estar tan lejos al sur, dejan de ser Nuevo León.
A Jaime Rodríguez Calderón se le llena la boca de orgullo cada que se acuerda que es de Galeana… Pero tal parece que también hay que cuidar al pueblo.