Por Eloy Garza González.
Ayer entrevisté a Víctor Fuentes para mi programa de TV Azteca: “Charla con Eloy Garza”. La verdad estaba yo muy concentrado en mi casa viendo un documental sobre el magnífico fotógrafo Helmut Newton, pero nunca hago gestos cuando el deber me llama. Además, Víctor es de los pocos políticos que me caen bien; es un servidor público que tiene cosas qué decir porque es profesional: no se toma a la ligera los asuntos públicos. Y carece de histrionismos, lo cual a veces es una ventaja.
Helmut Newton, como artista de la lente, era un histriónico: montaba escenas sofisticadas aunque solo tuviera frente a su cámara a una modelo desnuda, o a un pollo rostizado. El rostro de la modelo, o el pollo al que a veces le enfundaba unos tacones de mujer, reflejaban provocación: la mujer fuerte, dominante, libre de ataduras represivas. O sometimiento: el pollo enfundado en unos tacones surrealistas. Pero un político nunca debe ser histriónico. Al menos no como norma de conducta. Un político debe ser eficaz y dotarse de sensibilidad social.
Y Víctor Fuentes es un político eficaz. Apasiona escucharlo cómo inventó el concepto de Polisan en su período como alcalde de San Nicolás de los Garza, mismo que ahora quiere reproducir en forma de policía de proximidad para Monterrey. Asegura que ya tiene calculados 300 millones de pesos para comprar mil patrullas. Hay que valorar a los administradores que saben diseñar políticas públicas, como Víctor. No se dan en maceta. Ahora, la meta de los políticos del montón consiste en linchar enemigos, hacer payasadas en Facebook o irse a jugar póquer a Las Vegas (cierto que la pandemia les apaciguó a estos sinvergüenzas tanta ludopatía, pero ya se pondrán al corriente).
Antes de salir a mi programa de TV, alcancé a escucharle a Helmut Newton una frase dura y retadora, que más bien se le ocurrió al Káiser Guillermo II: “A más enemigos, más honor”. No sé si Víctor tenga enemigos. Al menos, supongo que no tiene muchos, a pesar de que en el PAN le cerraron las opciones de participar por culpa de Marko Cortés y en esta contienda como candidato a alcalde le han puesto trabas y estorbos para competir con holgura. Víctor expresa cosas muy severas contra sus adversarios, como denunciar a Luis Donaldo Colosio por no dar la cara nunca, más que para las fiestas y los aplausos. O como acusar al gobernador Jaime Rodríguez de no ser transparente con los 300 millones de pesos que destinará a la reparación de aulas escolares. Pero dudo que Víctor considere a Luis Donaldo y al Bronco como sus enemigos.
Ignoro si Víctor Fuentes ganará esa elección para alcalde de Monterrey. La tiene muy cuesta arriba. De cualquier forma, ahí está esperándolo su cargo como senador. La suya es una campaña austera, por voluntad propia y porque en esta ocasión no abundaron los patrocinios.
Dice Helmut Newton: “todo el mundo recuerda una foto mala; nadie recuerda el dolor que se sufre para conseguir una buena foto”. Habrá que recordar dentro de un par de años todo lo que Víctor Fuentes se ha esforzado para forjarse una reputación en el mundo de la política y armar una buena campaña como candidato a alcalde, con propuestas sensatas, eficaces, nada histriónicas y apegadas a la norma electoral; una campaña de sesos y no de excesos.