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Se habla de visión compartida, pero entre el empresariado y AMLO solo hay resquemor

Resquemor: Nombre masculino- Remordimiento, resentimiento o disgusto no exteriorizado que causa desazón y que se manifiesta en cierto recelo y desconfianza.

“El amor y el interés se fueron al campo un día, pero más pudo el interés que el amor que le tenía”. Refrán popular

“El momento no es propiamente un átomo de tiempo. En realidad es un átomo de eternidad”. Kierkegaard

Montaña

La relación entre el empresariado mexicano y AMLO se asemeja mucho a lo que ocurre cuando uno se sube a una montaña rusa. Altas, bajas, adrenalina, mareos y sustos; todos compartiendo un mismo vagón. Eso sí, más vale que nadie intente bajarse o tirar al otro durante el trayecto. Hacerlo, es correr la suerte de descarrilar la economía.

Más aún, en este caso pareciera que los empresarios aún no se han percatado de que Andrés Manuel ya empezó a construir nuevas vueltas y “divertimentos” —mismo con el carro en movimiento.

También, ninguno de los dos actores parece darse cuenta que la economía mundial, de la que forma parte la infraestructura de esta montaña rusa, vislumbra una recesión, la cual tendrá serias repercusiones para la economía mexicana en general.

¿Visión compartida?

Con el cambio de guardia en el Consejo Coordinador Empresarial, habiendo sido nombrado como presidente del mismo Carlos Salazar Lomelín, y contando con la asistencia de Andrés Manuel López Obrador, se tiene la percepción de un establecimiento de mejores relaciones entre gobierno y empresarios. Nada más equivocado. López Obrador cree que la iniciativa privada y la realidad económica entienden y comparten su nueva visión de Estado, y no es así. Y, aunque el Banco de México señala un descenso en el pronóstico de crecimiento del PIB para este año, tanto hombres de negocios cono gobierno federal sostienen que, trabajando en equipo, se logrará un crecimiento del 4% anual…

Si bien en el discurso, en las fotos y en los eventos, la iniciativa privada y los funcionarios públicos insisten en que comparten una visión y hasta utilizan las mismas palabras, en los hechos están entendiendo y operando a partir de convicciones diametralmente opuestas.

Fuentes de desconfianza

15 huelgas federales activas; 384 emplazamientos a huelga; 37 conflictos sin emplazamiento. Tan sólo los emplazamientos de los trabajadores de Wal-Mart y Telmex involucran a más de 145,000 empleados. En lo que va del año, se han realizado 28 paros y 8 huelgas de carácter local en 14 estados del país, eso sin olvidar Matamoros Tamaulipas, donde hay 8 conflictos con más de 2 mil empleados insertos (STPS). Eso sin contar eventos como el de la empresa Coca-Cola: su planta refresquera en Matamoros se encuentra totalmente bloqueada (cerrada) por el Sindicato de Jornaleros. El descenso en la calificación dado por la agencia Fitch Ratings a Pemex. El anuncio de que Standard & Poors revisa la nota de México de “estable” a “negativa. El cambio en las estancias infantiles, vulnerando a las mujeres trabajadoras, lo cual incide negativamente en la productividad de las empresas. Disminución en programas de inversión en TICs. El mismo programa de “Jóvenes construyendo futuro; teniendo puntos muy positivos para los jóvenes, no termina de cuajar entre las empresas. Un largo etcétera.

Diálogo de sordos

Por primera vez en muchos años, los empresarios se están dividiendo en cuanto si apoyar o no al gobierno federal. Antes más allá de si eran panistas (o priistas, aunque en menos casos), los hombres de negocios tenían bien claro que con cierto nivel de certidumbre ellos invertían. Esto es, con muchos asegunes, como fue la galopante corrupción y prebendas que siguen lacerando a la sociedad y a la economía mexicana, ellos “jalaban parejo”. (Si bien no hay que olvidar que la corrupción requiere de dos participantes: el que soborna y el que es sobornado o desde otro punto de vista, quien exige el cochupo y quien lo da). Así, en general se movían en bloque.

Este nuevo gobierno, cargado de nuevas formas de gobernar, se propuso en un principio la conformación del bloque de asesores, donde participan las 3 televisoras del país entre otros miembros. Hace pocas semanas se presentó un consejo de promoción de la inversión con Poncho Romo y, ahora, con el cambio de estafeta en el CCE, parecía que los empresarios importantes del país apoyan a AMLO.

Pero más allá de ese primer plano, de algunas personalidades y del discurso, lo cierto es que no se ve en la práctica —ni a puerta cerrada— un bloque sólido de apoyo al gobierno federal; de hecho, a través de columnas de opinión en distintos medios de comunicación, estos se quejan de que el gobierno no ofrece criterios confiables, variables o proyectos integrales.

Con la cancelación del NAICM, la inversión extranjera directa tuvo un ligero descenso en nuestro país. Para incentivar la inversión se requieren de reglas claras y que se acaten, no que se perdone a ciertos personajes a discreción.

A lo anterior, cuando en el consejo de inversión se presentaron los proyectos del Tren Maya, la refinería de Dos Bocas y el aeropuerto de Santa Lucía, en ningún momento se dieron a conocer estudios ambientales o financieros; ni siquiera una triste tasa interna de retorno para promover de mejor manera dichos proyectos y obtener inversión.

¿Cuál es la estrategia de inversión?

El cambio en el sistema económico por parte de AMLO que aún no se ve. Los empresarios no se dan cuenta (o no quieren verlo) que Andrés Manuel está proponiendo un cambio total de modelo. Empezando con dinamitar los viejos sindicatos —lo cual no es mala idea—, para sustituirlos por otros —mala idea. Proponiendo una economía más centrada en las decisiones unipersonales y no en los costos que significarán para el país (ejemplo estrella, el pago de la fibra E del NAIM, $34 mil 27 millones de pesos). La estrategia de inversión en el sector turismo, hasta el momento se ha concentrado en los “NO” como es la cancelación del nuevo aeropuerto, la desaparición de los pueblos mágicos y un video de turismo que invita a no viajar, aunque eso sí, sirve como magnífico anuncio de Morena.

En pocas palabras, hasta este momento, sea en el sector energético, turístico y ahora empresarial, pareciera que más que ayudar, se procura dinamitar lo que ya existía, sin siquiera preguntar si medianamente funcionaba o no. Eso se llama nacionalismo y neo-estatismo y va a sustituir al neoliberalismo y a la globalización.

Empresarios inmaduros; ni emprendedores, ni competitivos

Cabe señalar que, si el gobierno no ha terminado de proponer un boceto de inversión y de cómo y hacia dónde va la economía, los empresarios tampoco han hecho gran esfuerzo de su parte. Empezando porque las cúpulas (pocos) siguen en un nivel de derroche en naderías, cuando lo que deberían hacer es invertir en proyectos alternativos de desarrollo. Que exijan, por ejemplo, que la electricidad que se consuma provenga de formas limpias y no de quemar carbón (lo más contaminante).

México requiere empresarios que sean capaces de elevarnos a altos niveles de competitividad, pero a cambio tenemos un empresariado que se ha beneficiado de protecciones si no ilegales, sí inmorales, y de construir pseudo-monopolios en distintos ámbitos y actividades. Nada que ver con el sector productivo, con compromiso social y no solo financiero, de otras potencias del orbe. En fin, mucho muy lejos estamos de contar con un sector empresarial digno de su nombre y cuando se opta por defenderlos, valdría la pena tener muy claro primero la calidad empresarial de quienes se está defendiendo.

Suspicaces, ¿jalarán parejo o no?

Independientemente de las expresiones en los eventos de las cúpulas económicas del país con el presidente, no deja de salir a relucir que la visión de inversión nada más no termina de permear entre los empresarios. ¿Cuál inversionista confía en Romo?, ¿cuál realmente cree en Salazar? ¿Quién está plenamente convencido de los proyectos gubernamentales y del sentido que les da el presidente?

El discurso de unión no termina de convencer a nadie. Ni a Romo, ni al mismo presidente y tampoco a los empresarios. Quedó demostrado que es muy complicado construir confianza y demasiado fácil perderla.

Claramente no existe aún un convencimiento de las partes; sin duda frustrante tanto para Andrés Manuel como para los empresarios. En ese frente, el recorrido en el parque de atracciones ha sido no solo con los ojos vendados, sino todo menos divertido. Y promete volverse peor.

@maloguzmanvero

Fuente:

Vía / Autor:

Verónica Malo Guzmán

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Autor: lostubos
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