No existe el neoliberalismo, por más que López Obrador quiera ver en el fundamentalismo de mercado al peor enemigo económico, la realidad es que si los 10 temas claves que determinaron el FMI, el banco Mundial, y la banca internacional para resolver las crisis financieras recurrentes de muchos países, entre los principales México, ha sido porque los gobiernos ni siquiera se aproximaron a cumplir con ellos.
No debemos engañarnos. Aunque López Obrador diga que PEMEX va a resultar más eficiente que las empresas privadas, que ya se acabó la corrupción, que México es uno nuevo, y tantas aseveraciones triunfalistas prematuras, el discurso oficial no es sino el continuismo de las peroratas electoreras del presidente.
A pesar de las indiscutibles buenas intenciones de AMLO para revivir el “estado de bienestar” que tanto festina, para repartir dinero a “primero los pobres”, para aumentar los salarios reales en el país, para realizar los proyectos de inversión tan cacareados, etc., y que todo eso, según promete el presidente ocurra sin aumentar las deudas o el déficit público, se necesita crear riqueza y los gobiernos, que no son sino las personas que trabajan en los gobiernos como él, nunca han sido que digamos los mejores creadores de riqueza. Lo que si pueden es incentivar o degradar las condiciones para que la economía marche como es debido en un curso productivo.
Cuando se lanza el presidente en contra lo que él llama el Neoliberalismo, lo que quiere es que el gobierno vuelva a tener el peso, poder e intervención que tenía en la época más nefasta de nuestro país, cuando el presidente lo decidía todo y había que pedirle permiso a la burocracia para casi cualquier cosa.
La época de la globalización, sub producto obligado del conocido como periodo neoliberal inicia en 1994 con la firma del Consenso de Washington
Es muy importante que López Obrador de una vez por todas nos diga con cuales de los siguientes puntos no está de acuerdo o cuales abolió a partir de ahora:
1. Disciplina en la política fiscal, enfocándose en evitar grandes déficits fiscales en relación con el Producto Interno Bruto;
2. Redirección del gasto público en subsidios («especialmente de subsidios indiscriminados») hacia una mayor inversión en los puntos claves para el desarrollo, servicios favorables para los pobres como la educación primaria, la atención primaria de salud e infraestructura;
3. Reforma tributaria, ampliando la base tributaria y la adopción de tipos impositivos marginales moderados;
4. Tasas de interés que sean determinadas por el mercado y positivas (pero moderadas) en términos reales;
5. Tipos de cambio competitivos;
6. Liberalización del comercio: liberación de las importaciones, con un particular énfasis en la eliminación de las restricciones cuantitativas (licencias, etc.); cualquier protección comercial deberá tener aranceles bajos y relativamente uniformes;
7. Liberalización de las barreras a la inversión extranjera directa;
8. Privatización de las empresas estatales;
9. Desregulación: abolición de regulaciones que impidan acceso al mercado o restrinjan la competencia, excepto las que estén justificadas por razones de seguridad, protección del medio ambiente y al consumidor y una supervisión prudencial de entidades financieras;
10. Seguridad jurídica para los derechos de propiedad.
Es critico saberlo porque esos son los postulados que abren el periodo neoliberal.
Lo absurdo del discurso presidencial es que si quiere ser coherente con la realidad tendría que sacar a México del TLC, ahora TMEC, porque el comercio liberal global es uno de los referentes que se acusan peyorativamente como neoliberales.
Como también tendría que encontrar algunas grandes minas de oro para encontrar el capital suficiente para financiar todos los proyectos que en mente planea realizar o pensara que puede convencer a inversionistas extranjeros de arriesgar su capital en un país donde su presidente abjura del liberalismo?
